La
curiosa tendencia a proponer y a resolver enigmas es innata en cualquier
persona inteligente, sea cual fuere su edad.
Nos
enfrentamos constantemente a la necesidad de solucionar problemas, pues toda
actividad laboral, deportiva o de ocio tiene su razón de ser en la resolución
de problemas de mayor o menor dificultad.
Dar
respuesta a un enigma exige el concurso de nuestro ingenio y nuestra habilidad,
que se sirven de las matemáticas, esa ciencia tan incomprendida para muchos, y de
algunos aspectos de la lógica. La resolución de enigmas requiere una cierta
dosis de astucia y sagacidad naturales cuyo ejercicio es de considerable valor
en el desarrollo cognoscitivo de la persona. Uno de los aspectos más
celosamente escondidos de las matemáticas es la constatación de que muchos de
los mejores problemas propuestos desde la antigüedad hasta nuestros días pueden
resolverse sin utilizar ningún método algorítmico conocido: cualquiera puede
enfrentase a ellos con planteamientos completamente particulares y originales.
He aquí por qué a veces encontramos determinados enigmas que son resueltos con
más facilidad por personas con buenas facultades naturales que por los más
sesudos académicos.
Es
extraordinaria la fascinación que un enigma ejerce sobre la mayoría de
nosotros. A pesar de que se trate de algo trivial, nos sentimos impulsados a
dominarlo, y cuando lo hemos logrado nos inunda una placentera sensación de
satisfacción que recompensa con creces nuestros esfuerzos. ¿Qué es ese
misterioso encantamiento que muchos encuentran irresistible? Curiosamente, en
cuanto resolvemos el enigma, nuestro interés suele desaparecer. Lo hemos
logrado, y nos basta con eso. Pero ¿Por qué nos propusimos resolverlo?
La
respuesta es simple: lo que nos brinda placer es busca la solución. Nos fascina
vernos enfrentados a un misterio, y no somos enteramente felices hasta que lo
desvelamos. Ésta es la clave de que unos se sientan atraídos por los acertijos
y otros por los problemas sorprendentes, de que unos se aficionen a los juegos
con mondadientes y otros a los problemas de ajedrez o de mezcla de líquidos.
Se
supone que el ejercicio regular es tan necesario para la mente como lo es para
el cuerpo, y en ambos casos obtenemos beneficio no tanto de lo que hacemos sino
del hecho de hacerlo. El médico recomienda hacer deporte con moderación y
asiduidad para mantener el cuerpo sano y en forma. De la misma manera, el
ejercicio mental diario produce resultados beneficiosos para nuestra mente. Los
acertijos mantienen la mente alerta, estimulan la imaginación y desarrollan la
facultad de razonamiento. Y no sólo nos resultan útiles e esta forma indirecta,
sino que en muchas ocasiones nos ayudan enseñándonos pequeños trucos y
estrategias que podemos aplicar a la vida cotidiana en los momentos más
inesperados y de las formas más insospechadas.
En
la actualidad hay infinidad de publicaciones para utilizar esos pasatiempos tan
beneficiosos y también podemos echar mano de las técnicas más actuales.
Existe
ya una maravillosa aplicación para teléfonos móviles Android, la podéis encontrar
en JUEGOS DE LA MENTE
Fantástica entrada, Marisa. Me encanta el tema tan interesante que planteas. Mientras leía no podía evitar acordarme de algunos personajes tan diferentes de Big Bang Theory como Sheldon y Penny: mientras que él utiliza sus dotes más puramente intelectuales para resolver los problemas que se le presentan, ella utiliza más la inteligencia social, emocional, incluso la intuición.
ResponderEliminarEspero leer pronto nuevas entradas tuyas.