Consejos de una Meiga



Sigue el camino y rompe con todo lo que te haga infeliz. Esta vida es muy corta, no vale la pena gastarla con falsas esperanzas ni con tontas esperas.  Más vale el dolor de un día, el mal trago de un momento, que un suave sufrimiento duradero.

No te conformes con lo que te hace sufrir, lucha por lo que quieres. No es digno correr, pero es más indigno dejar que las personas o las situaciones te pongan el pie en el cuello.

La seguridad no existe.   Los momentos críticos son una ilusión. Nada es real. Lo único que existe es lo que sientes en tu interior.

Y si lo que sientes en tu interior no te agrada, cambia cuanto antes.  No te duermas y no creas que tu comodidad o tu pena se la debes a la maldad o a la negligencia de los que te rodean. Todo te lo debes a ti mismo.  Deja de culpar a los demás por lo que te pasa.  Deja de actuar motivado por las conveniencias, o por lo que crees que te conviene.

No te ates a las cadenas de la responsabilidad. No te ates a las cadenas del agradecimiento. Y mucho menos te ates a las cadenas del rencor, el odio, la envidia o la revancha.

Las riquezas del mundo son de este mundo, pero nada te impide disfrutarlas mientras vivas en esta tierra. No te niegues la magia.

Todos los seres somos mágicos por el simple hecho de existir.   Todos los seres somos capaces de obrar maravillas.  No te niegues la magia, llámate a ti mismo y verás como el ser que hay en tu interior acude a ti, no te niegues la entrada a tu mundo, él puede hacerlo todo, lograrlo todo. Llámate a ti mismo en cada momento, porque dentro de ti se encuentra el universo entero.

Y si todo el universo se encuentra dentro de ti, es lo más sencillo del mundo que tomes lo que más te guste de lo que llevas dentro.  Es lo más sencillo del mundo que deseches lo que te desagrada de tu interior.

Si escoges la mediocridad y el miedo, mediocridad y miedo tendrás.  Si escoges la maldad y el daño, maldad y daño tendrás. Si escoges el bien y la felicidad, bienes y felicidad tendrás.  Y si escoges que no puedes escoger, te convertirás en comparsa de los demás, porque lo único que realmente hace morir es no ejercer tu derecho a escoger.

Si te niegas la magia de escoger, la magia de vivir de acuerdo contigo mismo, te estás negando el derecho de existir como ser.

Mientras escoges y sigues tu camino, los demás son los comparsas. Pero si te niegas a escoger, dejas de existir como ser y te conviertes sólo en un cuerpo más, en un comparsa de la vida ajena, en un obstáculo o en un adorno de la vida de los demás.

Vive y deja vivir. Escoge y deja escoger. Todo lo que nos pasa no es más que una elección de vida, y mientras estés vivo podrás elegir la forma en que quieres vivir.

Y lo que es mejor, podrás abrir cuantas puertas quieras y vivir muchas vidas dentro de una misma existencia.  Atrévete a ser todo lo que quieras ser y cuantas veces quieras serlo.

No tengas miedo a los cambios, porque los cambios son vida, porque la vida es movimiento.  Pero tampoco tengas miedo a seguir un único camino, siempre que este camino sea el que te haga realmente feliz por haberlo escogido.

No intentes ser congruente con tus limitaciones y sufrimientos, e intenta ser congruente con tus posibilidades y alegrías.

Nadie es responsable de ti, pero tú si eres responsable de todo. Si eres un ser de verdad, alguien que ha escogido libremente el camino o los caminos que te satisfacen, tienes la obligación de reflejar tus triunfos y glorias a los que te rodean.

Y como ser que eres, no esperes que los demás estén atados a ti por los lazos de la dependencia.  Si en realidad eres un ser, nadie es responsable de ti aparte de tú mismo.
Sólo los que no son seres de verdad dependen de la responsabilidad de los demás.


Refleja lo que hay en tu interior, y si no te gusta lo que reflejas, deja de engañarte y cambia, porque si lo que reflejas es infeliz y desagradable, tú también lo eres.  Lo que reflejas depende de ti.


                                                                 LA BRUJA  
                                                                 LA MEIGA                                                            





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