Estuve
trabajando casi 34 años en la misma empresa, por lo que he tenido muchos jefes
y jefas durante ese tiempo.
Al
principio era muy jovencita y el jefe que tenía tenia bastantes años más que
yo, fui cambiando de jefe y cada vez la diferencia de edad se iba acortando, y
llegado un momento fui yo la que era mayor que mi jefe.
Tengo
un recuerdo nítido de todos ellos/ellas. Los he tenido de todas clases, el
profesional muy capacitado con carrera universitaria e inglés, el profesional,
discapacitado para el puesto, pero con carrera universitaria e inglés, uno que
hizo ver que tenía carrera universitaria y era mentira y se pasó toda la vida
estudiando inglés pagado por la empresa y no había forma de que lo utilizara,
una muy capacitada y con carrera e inglés pero que nunca se había dedicado a lo
que hacíamos en el departamento y tuvo que hacer muchos cursos, etc.
Uno
de mis primeros jefes era joven, acababa de sacarse la carrera y no tenía muy
definido lo que quería hacer, era abogado y lo que mejor se le daba era leerse
el Boletín Oficial del Estado, a mí me dejaba hacer mi trabajo y no tenía mucho
interés en saber lo que yo hacía, solo le importaba que el trabajo (lo que
fuera) estuviese hecho y nada más; como compartimos despacho un tiempo mientras
que le preparaban el suyo se dedicaba a hablar de todo y tenía a veces que
decirle que me dejara hacer mis tareas.
Este
se casó y aprovechó los días de permiso para que yo tuviera que hacer sus
obligaciones y cuando se incorporó seguí haciéndolas siempre.
Una
anécdota muy graciosa es que quiso sacarse el carnet de conducir y cuando leía
la teoría decía que todo eso lo había estudiado en derecho civil y que estaba “tirado”
… nunca se sacó el carné pues nunca aprobó el teórico y a la cuarta vez decidió
que mejor que condujera su señora.
En
otra ocasión tuve un jefe muy preparado y eficiente, me dejaba hacer mi
trabajo, lo supervisaba y me apoyaba siempre, dando toda clase de elogios de
él. A él no le hacía falta pisarme para hacer ver que gracias a él salía el
trabajo y se hacía bien, brilló por sus propios méritos y nuestro trato siempre
fue profesional e intachable.
Por
aquel entonces el director general que era su jefe directo me dijo que para ser
mujer bastante ganaba, él se horrorizó y le dijo que no podía decirme eso. El
director general lejos de pedirme perdón, estuvo a punto de despedirme, creo
que me salvé gracias a él.
Tuve
otro jefe que era muy buen psicólogo y todas las mañanas hablábamos de lo que había
que hacer y siempre me psicoanalizaba un poco, creo que el director general que
no consiguió despedirme le indicó que tenía que hacerlo. Después de trabajar un
tiempo juntos, me dijo que había gente que decía que yo tenía muy mal genio y
que sin embargo el solo había encontrado a una persona muy profesional y
normal. Se fue porque todo lo que le había prometido su jefe el director
general no se lo concedió hasta que dijo que se marchaba y claro está en ese
momento el declinó la oferta pues tenía la sensación que le habían tomado el
pelo.
El
siguiente era una persona joven, muy preparada, con carrera e inglés y con la
que me llevé estupendamente durante todo el tiempo que trabajamos juntos,
incluso una temporada compartimos despacho y a pesar de trabajar muchísimo los
dos, nos daba tiempo de reírnos y hacer un clima laboral excelente.
En
otra ocasión me pusieron un jefe que estaba muy loco. Perseguía a la gente
hasta los servicios y controlaba cuanto permanecía allí. Me regañaba por tener
el bolso en la mesa supletoria, porque según el parecía que no trabajaba. Me
obligaba a hacerle a máquina los contratos de alquiler de sus viviendas particulares,
nos enseñaba a mis compañeros y a mí las fotos de cuando tenía 17 años, como si
nos importara; nos regañaba si veía que nos reíamos entre nosotros y tuvo una
amante secreta, a pesar de estar felizmente casado.
La
amante le llamaba por teléfono y todos en el despacho ya la conocíamos por su
nombre, le mandaba regalos que él decía que eran de su mujer y nosotros no decíamos
nada, pero nos reíamos un montón de él y sus fuera de tono, sus horrorosos
modales y su poca ética.
No
fue el único jefe que he tenido que tuviera juergas extramatrimoniales. Uno de
ellos que siempre hablaba de su mujer y sus hijas haciendo ver que era un
marido excelente y un maravilloso padre, recibió una carta en una ocasión que
por error abrimos, y era la carta de una niña de 16 años que había conocido en
un viaje de trabajo y con la que tuvo una relación corta pero muy apasionada,
según decía la carta. La carta la
abrimos porque se abría cualquier carta, aunque llegara a su nombre, no os creáis
que hicimos algo ilegal.
Tuve
también una jefa loca por el dinero y el poder, era lo único que la importaba,
creo que ha sido la peor jefa que he tenido nunca, pues era falsa, hipócrita,
malvada hasta la saciedad y envidiosa, tremendamente envidiosa, un personajillo
triste y anodina, pero con u voraz apetito por el dinero y el poder sobre otras
personas. Una de esas personas tóxicas que ojalá no os encontréis en vuestras
vidas, porque intentará haceros la vida imposible sea la relación que tengáis con
ella.
De
algunos he aprendido mucho, de otros no he aprendido nada, pero todos han
dejado su huella en mi pues fueron parte de mi vida.
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