Los sustitutivos de las comidas

Se denominan sustitutivos de las comidas a las barritas, batidos, galletas, cremas o natillas, etc., habitualmente enriquecidos con vitaminas y minerales, que tienen una composición conocida en cuanto a nutrientes y calorías. Estos productos pueden utilizarse como único alimento al día y constituir una dieta muy baja en calorías, menos de 800-1000 Kcal/día o, con mayor frecuencia, se recurre a ellos para sustituir alguna de las comidas del día.

Existen múltiples marcas comerciales en farmacias y en supermercados de composición variable en cuanto a nutrientes se refiere. La pregunta que nos planteamos hoy es: ¿son útiles para perder peso o es únicamente una forma de perder dinero? ¿Se puede también perder la salud?

A pesar del dinero que se gasta en todo el mundo en estos productos, llama la atención la escasez de estudios científicos serios publicados sobre la eficacia de los mismos a largo plazo. Estos productos generalmente aportan pocas calorías y en la actualidad suelen estar bien diseñados en cuanto a suplementación de vitaminas, minerales y fibra. Cuando se utilizan como único alimento, es decir, como una dieta-fórmula muy baja en calorías, que aporta menos de 800-1000 calorías al día, deberían ser siempre bajo prescripción y control médico.

La mayoría de las veces se emplean para sustituir una o más de las comidas. Recientemente, se ha publicado un estudio de Noakes en la prestigiosa revista Journal of Nutrition sobre la eficacia de estos productos utilizados como sustitutos. Se hicieron dos grupos de pacientes al azar: uno siguió una dieta hipocalórica convencional con alimentos naturales y otro se trató con este tipo de productos, suplementado con algunos alimentos naturales bien especificados. El aporte total de calorías en ambos grupos fue similar. Los pacientes que utilizaban dichos suplementos, en comparación con los que se trataban con una dieta de las mismas calorías a base de alimentos naturales, perdieron una media de 2,5 kilos más de peso tras tres meses de tratamiento. Además, después de más de un año, los pacientes tratados con ellos también mantenían una pérdida de peso mayor.

¿Por qué los pacientes tratados con sustitutivos mejoran el resultado de la dieta? Está claro que nada tiene que ver con el aporte total de calorías, que fue similar en los dos grupos. También se controló la actividad física. En principio, parece que es más apetecible hacer una comida de alimentos naturales, con el mismo contenido calórico, que tomarse una barrita o un batido. ¿Se debe quizá a que los pacientes tenían que para más dinero por menos comida? ¿O tal vez a que no tenían que tomar decisiones sobre lo que debían comer? ¿Logran estos productos mejorar la adherencia a la dieta?


Se concluye que los sustitutivos de comidas o dietas-fórmula son un método eficaz de control de peso, pero siempre deben acompañarse de una educación nutricional adecuada.

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