¿Puede
una facultad como la inteligencia ser independiente del lenguaje verbal? No
parece posible.
Sin
embargo, es ciento que no existe tan sólo el lenguaje verbal; también se
establece la comunicación por medio de gestos, figuras y símbolos. A este
respecto se habla de varios códigos, de lenguajes artificiales, y también de
comunicación animal (las abejas, por ejemplo, poseen un sistema de comunicación
muy complejo, compuesto de auténticas danzas, de trayectorias especiales y de
las diferentes velocidades de dichas trayectorias). Pero, nos preguntamos ¿es
posible imaginar un lenguaje tan articulado, completo y capaz de referirse a
una gran multiplicidad de objetos y de comunicar tamaña variedad de mensajes
(sentimientos, emociones) como el verbal, cotidiano?
Por
ello es natural pensar que lo que nosotros llamamos inteligencia halla en el
lenguaje corriente una forma de expresión especialmente idónea. Basta observar
cómo la adquisición del lenguaje verbal en el niño (que empieza gradualmente a
partir del primer año de edad) constituye una ampliación de su sistema de
relaciones con los demás (padres y extraños) y una posibilidad de dominar un
gran número de objetos de su entorno. Pero no olvidemos que, mientras que en
los animales el desarrollo del lenguaje es un hecho natural, no evoluciona, en
el hombre la adquisición del lenguaje es fruto de aprendizaje y evoluciona en
el transcurso de la ida individual y de la historia, cambiando de formas y contenidos.
A
su vez, el aprendizaje lo determinan en gran parte la familia, el ambiente, las
posibilidades culturales y los estímulos que ofrece todo ello. Así pues, es
cierto que el pensamiento halla en el lenguaje natural un instrumento de
expresión privilegiado, pero también que el lenguaje miso es el resultado de un
enriquecimiento cultural lento y continuo. Hay que tener en cuenta estas
limitaciones, a la hora de evaluar las manifestaciones de la inteligencia a
través del lenguaje verbal. Además, sabemos que la riqueza, la variedad, la
propiedad lingüística, la posibilidad de referirse a conceptos abstractos
varían en cada grupo social.
Quien
se ha criado en un ambiente restringido y ha aprendido, sobre todo, un dialecto,
tendrá dificultades en una serie de pruebas de aptitud verbal, expresadas en la
lengua nacional y elaboradas con contenido ajenos a su experiencia cultural. En
las pruebas de aptitud verbal, cabe el riesgo de que se manifieste no una
capacidad media para usar las palabras, sino una inteligencia relativa, en el
sentido de que refleja sobre todo un determinado contexto cultural. Por otro lado,
resulta difícil elaborar pruebas de aptitud verbal medianamente válidas para un
grupo social en el que todavía existan grandes diferencias lingüísticas y
culturales.
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