¿Por
qué? Nadie está seguro de ello. ¿Qué lo causa? Las explicaciones son
interminables, pero la mayoría de los expertos incriminan en primer lugar dos
hechos: comer con excesiva rapidez y tragar demasiado aire. Parce un buen
principio para comenzar.
Probablemente
recuerda aquella ocasión en la que el hipo lo fustigó durante unos
interminables minutos. ¿Tal vez pensó que le ocurría algo terrible? Sin
embargo, el caso de Charles Osborne es mucho peor. En 1922 comenzó a hipar y lo
siguió haciendo durante los siguientes 65 años. ¡Ha hipado unas 430 millones de
veces!
Los
remedios para el hipo datan de la antigüedad y se puede decir que existen
cientos de ellos, quizá miles. Su objetivo fundamental es aumentar los niveles
de anhídrido carbónico en la sangre o bien inhibir los impulsos nerviosos
causantes del hipo. ¿Estas medidas funcionan? Algunos médicos dicen que no
tiene importancia, ya que en la mayoría de los casos el hipo desaparece por sí
solo después de unos minutos.
LA CURA DEL AZÚCAR. Se considera muy
efectiva. Consiste en tragar una cucharada de azúcar seco. Al cabo de unos
minutos, el hipo desaparece. El azúcar probablemente actúa en la boca
modificando los impulsos nerviosos que contraen el diafragma en forma
espasmódica. Los expertos opinan que vale la pena probarla y recomiendan su uso
en niños y bebés (media cucharada de azúcar disuelta en 125 ml de agua).
EL TRAGO “MAG”. Llene un vaso con agua,
inclínese hacia delante por encima de él y bébalo al revés. Este método es muy
efectivo.
EL MEDIO MINUTO QUE AYUDA.
Llene una
taza con agua y colóquela sobre una mesa. A continuación, presione con los
dedos índices sobre sus orejas. Flexione su cuerpo hasta la cintura y recoja la
taza entre los dedos pulgar e índice de cada mano y, mientras contiene el
aliento, beba el agua de uno o dos tragos.
EL COSQUILLEO DEL NIÑO. Si se halla usted rodeado
de niños revoloteando y riendo a su alrededor, puede estar seguro de que
enseguida alguno comenzará con el hipo.
Hágale
cosquillas e indíquele que mantenga el aliento e intente a toda costa no
reírse.
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