La
sopa de pollo podría reducir la tensión arterial y esta carne blanca no añade
colesterol al organismo. Son dos ejemplos de lo bueno de tomarlo 2 o 3 veces
por semana.
La
carne de pollo es imprescindible en una dieta equilibrada, ya que es rica en
proteínas, vitaminas y minerales. Su contenido en grasas es bajo y, como
consecuencia, no aporta más colesterol al organismo a no ser que se consuma
frito o acompañado de alimentos grasos, como las patatas fritas. La única parte
que puede concentrar toxinas y colesterol es la piel del animal, por eso (y
aunque para algunos sea un auténtico manjar cuando está crujiente) se
recomienda eliminarla antes de preparar el ave.
Aporte de nutrientes. En cuanto a las vitaminas,
predominan las del tipo B. La B6 o piridoxina favorece la formación de glóbulos
rojos y el buen funcionamiento del cerebro. La vitamina B1 colabora en el
correcto trabajo del corazón y también del cerebro, y la 2 cuida de nuestro
aspecto externo, principalmente del pelo, las uñas y la piel.
También
contienen magnesio (12,2 mg), Sodio (53,1 mg), Potasio (168 mg) y vitamina A
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Además,
esta carne blanca contiene ácido fólico, imprescindible para evitar problemas
durante el embarazo o incluso enfermedades cardiovasculares.
Cientos para elegir.
Existen
diferentes tipos de pollos: los certificados, por ejemplo, reciben un
certificado especial porque su crianza es más lenta.
Los
camperos son aquellos criados al aire libre (al menos en la última fase) y
tienen un sabor más intenso.
Los
ecológicos, capones, pulardas y picantones son otras opciones que podemos
encontrar en los mercados, aunque a un precio mayor.
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