Tomándola
en zumo consigues muchísimos antioxidantes. Y ahora un estudio de la
Universidad de California asegura que ayuda a combatir la disfunción eréctil.
Esta
vistosa fruta se cultiva desde la antigüedad, y su zumo sigue siendo popular en
numerosos países de mundo; no en vano en Oriente se considera símbolo de amor y
fertilidad.
Células protegidas. La granada posee unas
sustancias que se llaman flavonoides y que tienen una elevada acción
antioxidante; gracias a ellos se combate la oxidación y el daño celular causado
por los radicales libres. Por lo tanto, incluir esta fruta en nuestros menús
puede resultar de ayuda para disminuir el riesgo de sufrir alteraciones
cardiovasculares y prevenir enfermedades tan serias como el cáncer. Otro factor
que se suma a sus beneficios sobre el sistema cardiovascular es su contenido en
potasio, pues su riqueza en este mineral ayuda a reducir la tensión arterial,
lo cual también beneficia a tu corazón.
Ayuda a perder peso. No hay que olvidar tampoco
que la granada aporta una destacable cantidad de vitamina A y de taninos. Estos
últimos se encuentran en las membranas de color blanco que separan sus granos y
tienen propiedades astringentes y antiinflamatorias. De ahí que el consumo de
esta fruta combata las diarreas y ayude a evitar los cólicos intestinales.
Además,
se trata de un alimento muy ligero, con una elevada proporción de agua y con un
contenido escaso en grasas. Eso, unido a que tampoco es una fruta excesivamente
cargada de azúcares, hace que aporte pocas calorías y se pueda tomar sin
remordimientos. Otra de las propiedades que la convierten en un alimento
saludable es su composición mineral. La granada es rica en calcio, fósforo y
potasio. Precisamente gracias a su riqueza en potasio presenta propiedades
diuréticas, lo que la indica en aquellas personas que retienen líquidos o que
están siguiendo un plan de adelgazamiento.
Desprender los granos con
facilidad. Un
truco para facilitar esta tarea es dividirla por la mitad, presionar un poco
par que los granos se aflojen y golpearla con el mazo de un mortero mientras se
va girando. Si no te gusta el sabor amargo, un consejo es eliminar la membrana
blanca que rodea sus granos, ya que ahí se concentran los taninos, responsables
de su amargo sabor.
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