Abracadabra (I)

Palabra cabalística que se escribía de modo que formasen un triángulo, y a la cual se atribuía la propiedad de curar ciertas enfermedades. Se solía escribir en un papel que se colgaba con un hilo blanco del cuello del enfermo para curar sus dolencias, del modo siguiente para indicar la progresiva reducción del mal:

ABRACADABRA
BRACADARBR
RACADAB
ACADA
CAD
A

El origen de esta palabra simbólica se encuentra en una de las diversas formas que adopta el diablo: ABRACACE, demonio de la herejía. Tiene cabeza de galo y pies de dragón. He aquí los nombres que recibe el diablo en los tratados de demonología, entre otros muchos:

BELCEBÚ: El señor de las moscas. Maestro de la calumnia y de la gula, poseedor de una talla enorme y de gran sabiduría, se sienta sobre un trono con la frente ceñida por una banda de fuero y tiene aire amenazador; aúlla como un lobo y vomita llamas.

LUCIFER: El lucero de la mañana. Es el príncipe de los aquelarres. Sus rasgos son bellos y melancólicos; tienta por el orgullo y la lujuria.

ASTAROT: Tesorero general de los infiernos. Es el diablo de la posesión. Se presenta a lomos de un horrible dragón, blandiendo una víbora a modo de cetro; su hedor es insoportable.

ASMODEO: El demonio destructor. Es el encargado de los incestos y de los pactos con los hombres. Tiene tres cabezas: de toro, de hombre y de carnero, cola de serpiente y pies de oca. Se le atribuye la superintendencia de las casas de juego y es el único diablo que come en público. Cabell cuenta de él que “tiene pasaporte inglés y muchos amigos humanos, entre ellos Oscar Wilde”, y Álvaro Cunqueiro le responsabiliza de “la gran industria pornográfica europea”.

                                         Mi pequeño diablillo


Continuará….

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