La rana y el sapo (II)

LA RANA O EL SAPO Y LA SALUD

Plinio explica en la Historia Natural, XXXII, XXIV: “El ojo derecho de una rana colgado del cuello dentro de un trozo de tela húmeda cura la oftalmía del ojo derecho; de la misma forma, el izquierdo colgado de la misma manera cura la oftalmía del ojo izquierdo”.

En el capítulo XXV: “La grasa de la rana, inyectada en el oído, resulta un remedio instantáneo para las enfermedades de ese mismo órgano”.

En el capítulo XXVI: “Para curar el dolor de muelas se hace una decocción con una rana hervida en vinagre y se enjuaga con ella la boca”.

Y continúa en el capítulo XXIX: “Existe una pequeña rana que trepa a los árboles y croa muy suavemente. Si una persona enferma de tos escupe en la boca de una de ellas y después la deja libre, experimentará una rápida curación, según se dice”.

En tiempos de las grandes epidemias se acostumbraba a llevar para evitarlas polvo procedente de una rana disecada, o bien una rana viva en una cajita.

Se decía que una rana disecada y puesta en remojo en vinagre curaba las hemorragias nasales si se podía contra la frente o se colgaba del cuello. También se utilizaba una rana muerta con un objeto punzante y colgaba del cuello dentro de un saquito.

Se creía que la carne de rana servía para refrescar el hígado.

También se creía que un sapo abierto y aplicado en la garganta del paciente hacía reventar las anginas.

LA RANA O EL SAPO COMO AMULETOS

Plinio relata en su Historia Natural XXXII, XVIII: “Echando en agua hirviendo un huesecito de rana de su parte derecha, el agua inmediatamente se enfriará y no volviera a hervir hasta que el hueso se haya retirado; este huesecito se encuentra dejando que las hormigas se coman la carne de la rana; a veces se ponen los huesos de la rana en aceite; existe en la parte izquierda de la rana un hueso que se llama “ahuyenta perros”, que, puesto en aceite, parece que lo hace hervir; este hueso tiene la virtud de calmar la furia de los perros y puesto dentro de una bebida, de reconciliar a los enamorados y poner fin a sus disputas. Si se lleva como amuleto, se dice que actúa como afrodisíaco.

Antiguamente, los brujos utilizaban los huesos de rana, que obtenían dejando que las hormigas devoraran la carne, como amuletos. Los echaban al agua y unos flotaban y otros se hundían; estos últimos se guardaban en una bolsa de lino lanco que se colgaba al cuello para engendrar el amor, pero si se tocaba a u hombre con la bolsa, lo que se engendraba era odio.


Al parecer, había que coger los huesos de una rana cuya carne hubiera asido devorada por las hormigas, y a media noche arrojarlos al río. Todos los huesos se iban con la corriente excepto uno; entonces había que coger ese hueso antes que el diablo lo hiciera, guardarlo en el bolsillo o llevarlo colgado del cuello como amuleto. De eta forma la persona quedaba protegida contra la hechicería.

                                                  El rey rana

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