Como
decía en la entrada anterior estos son algunos de los diablos que se pueden
encontrar en los tratados de demoniología:
LEVIATÁN:
Gran almirante del infierno. Es el demonio de los políticos y de los
diplomáticos. Ayuda a los hombres a alcanzar el poder y sólo gusta de poseer
mujeres famosas.
BELLIAL:
Rey de la sodomía, la disolución y la impiedad. Se le representa como un
bellísimo ángel montado en un carro de fuego. Es borracho, vicioso y gran
conocedor del futuro. Tienta al hombre por la arrogancia y a las mujeres por la
presunción; es el gran seductor de los adolescentes.
AMMÓN:
El democio de la fuerza y de la violencia; señor de los bosques. Toma la forma
de un lobo negro y sólo se aparece de noche.
AZAZEL:
Portaestandarte de los ejércitos infernales. Es el demonio emisario y el dios
de los brujos. Se le presenta como un macho cabrío que se alimenta de semen y
sangre menstrual.
NEBIROS:
El nigromante infernal. Ataca con males incurables a los hombres que no le
obedecen; es un experto fabricante de ungüentos y pócimas.
MAMMÓN:
Príncipe de la avaricia. Se le considera enemigo mortal del Ángel de la Guarda.
BELFEGOR:
El demonio de la pereza. Representante de los inventores, tiene siempre la boca
abierta, de la que le sale una lengua bífida; se le identifica con la vagina de
la mujer.
LEONARDO:
El diablo de la tristeza. Preside las misas negras bajo la apariencia de macho
cabrío. Tiene tres cuernos, orejas de zorro, cabellos rojos e hirsutos y un
rostro en el trasero. De carácter taciturno, es el jefe de los magos.
LILITH:
El espectro de la noche. Es un demonio femenino que vuela sobre su larga
cabellera, seleccionando a sus víctimas entre los hombres dormidos, a los que
seduce. Se identifica con Eva y la serpiente; su maldad se atribuye a que fue
la obra inacabada de Dios a causa del descanso del Sabbat.
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