Si
eres de los que están enamorados y piensa celebrar el 14 de febrero dando un
anillo de boda a su amado/a, debes leer esto.
El
anillo de boda, llamado alianza a partir de la segunda mitad del siglo XV,
simboliza la unión matrimonial.
Las
supersticiones relacionadas con las alianzas hacen referencia a las vicisitudes
de la unión matrimonial.
Federico
García Lorca, en su libro Canciones dedica un poema a la tristeza producida por
la pérdida de una alianza:
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta.
Con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer.
Su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin querer.
Monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
Lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran,
¡ay!¡Ay! como están llorando!
Se
supone que si una mujer pierde el anillo de boda perderá el amor de su marido,
o que ocurrirá lo mismo si el anillo se rompe. Otra versión dice que es señal
de que pronto quedará viuda.
Se
cree que el matrimonio se romperá pronto si el día de la boda la alianza cae al
suelo.
Si
se pierde el anillo de boda parece que trae mala suerte que el marido compre
uno nuevo. Tiene que comprarlo un pariente cercano para evitar la mala suerte.
Al
parecer, trae mala suerte quitarse el anillo de boda antes de que nazca el
primer hijo. Otra versión señala que al que se quita la alianza le esperan
siete años de mala suerte.
Es
creencia popular que si en el momento de ponerse la esposa el anillo éste no le
llega al fondo del dedo será la que mande en el matrimonio.
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