Hábitos alimenticios

La influencia de los hábitos alimenticios en la longevidad y en la calidad de vida es tan importante que los países más avanzados han considerado necesario recoger primero, y actualizar después, las recomendaciones de los expertos internacionales en una especie de decálogo universal destinado a orientar sobre las opciones alimentarias y a prevenir las complicaciones causadas por la persistencia de difundidos errores alimentarios.

                                  

Pero, aunque sus premisas generales sean razonables y compatibles, la aplicación individual de estos mandamientos alimenticios presenta algunos límites conceptuales y ofrece inevitablemente indicaciones bastante genéricas y mejorables. Ello se debe sobre todo a los propios límites del conocimiento médico, y en particular de la ciencia de la alimentación, una disciplina joven a la que se deben brillantes teorías e innovadoras cruzadas, a menudo lideradas con el extremismo propio de los más jóvenes, siempre dispuestos a apasionarse por las nuevas ideas y a imponerlas, pero también a renegar de ellas ante tesis todavía más modernas. Por esta misma razón, las directrices de organismos oficiales cambian en función de los avances científicos en sintonía con la premisa formulada ya hace mucho tiempo por la Sociedad de Naciones: “Buscar la salud por medio de una dieta óptima es el fin principal de una dieta adecuada”.

Lamentablemente, la necesidad de hacer frente a problemas complejos originados por muchos factores, como la formación de cánceres o la degeneración aterosclerótica (estrechamiento de las arterias por depósito de grasas en sus paredes internas), impone a la colectividad reglas generales y, en consecuencia, sacrificios “gastronómicos” cuya eficacia, sin embargo, varía mucho de unos individuos a otros. En efecto, el comportamiento metabólico de un individuo difiere del de otro, de modo que algunos conseguirán neutralizar con éxito una sobrecarga de calorías, grasas, colesterol, azúcar o sal mientras que otros no son capaces de hacerlo.


En la actualidad casi todo el mundo es consciente de la importancia de los hábitos alimenticios y de su influencia sobre la salud, el rendimiento y la calidad de vida y a la hora de retrasar el declive biológico del envejecimiento.  

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