Los huevos (II)

Reafirmamos definitivamente que el huevo es un magnífico alimento que puede o debería figurar por lo menos un par de veces a la semana en la dieta de jóvenes y ancianos (excluyendo a los que sufren calculosis o colecistitis y a aquellos que tengan una demostrada y específica alergia alimenticia).

Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con que los huevos sean frescos, pues inevitablemente los alimentos más nutrientes también son apreciados y usados por los gérmenes. Por lo que se refiere a la frescura, los huevos de gallina se distinguen, por ley, en tres categorías: frescos (categoría A), conservados o de segunda calidad (categoría B) y destinados exclusivamente a usos industriales (categoría C).
 
En la categoría A entran especialmente los huevos extra, que debe ser embalados el mismo día de su puesta y vendidos al consumidor en un plazo no superior a siete días. En frigorífico, en los correspondientes contenedores y a temperatura de refrigeración (un poco por encima de los cero grados), pero no de congelación, los huevos conservan intacto su poder nutritivo incluso durante un mes.

Finalmente, una advertencia válida para todos aquellos que consumen habitualmente huevos: no aprovisionarse huevos a granel. Son mucho más seguros y ofrecen mayores garantías los procedentes de granjas avícolas, ya que las empresas productoras deben respetar una serie de medidas legislativas que proporcionan na higiene desde luego superior a la de un hipotético huevo fresco de gallina de corral.  
  




No hay comentarios:

Publicar un comentario