Es
muy importante no saltarse ninguna comida. Debe hacer un mínimo de tres comidas
al día y un snack a media mañana y media tarde. Procure respetar el reparto de
los alimentos incluso aunque no tenga hambre. Esta medida le evitará la
ansiedad por la siguiente comida. Olvídese de las excusas de “no tengo tiempo…”.
Comer es un acto que repetimos miles de veces a lo largo de la vida y se merece
su tiempo. Si anda con prisas, en el trabajo, en vez de comerse un sándwich a
toda prisa, o incluso no comer nada, es preferible tomar un sustitutivo
hipocalórico, correcto en el aspecto nutricional y rico en fibra. Procure comer
sentado a la mesa, en un ámbito agradable y dedicándole el tiempo necesario.
Mientras
come, intente no distraerse con otras actividades (leer, mirar la tele, escuchar
la radio, llamar por teléfono…). Sin estas distracciones, le sacará provecho a
su comida. Mastique cada bocado al menos die veces antes de tragarlo. Esto
aumentará su concentración en lo que come y alargará el tiempo que dedica a
comer.
Evite
picoteos entre horas. La mayoría de lo picoteos consisten en alimentos que
engordan. Cuando sirva las comidas no deje las bandejas en la mesa y a la
vista. De esta forma, se come más cantidad. Traiga los platos servidos desde la
cocina.
Lamie
sus comidas a un solo lugar. No lleve alimentos a su dormitorio o estudio. Esto
reducirá el número e lugares que usted relaciona con los alimentos y el acto de
comer. Cepíllese los dientes inmediatamente después. Al quitarse el sabor de la
comida no pensará tanto en ella.
Haga
un desayuno correcto. Levántese diez minutos antes para poder desayunar con
tranquilidad. Incluya fruta y algún lácteo desnatado. Está demostrado que la
ingesta calórica diaria total es mayor en las personas que no desayunan.
Además, no desayunar tiene efectos negativos sobre el perfil lipídico y puede
aumentar el riesgo cardiovascular.
No
hace falta pensar en los alimentos. Simplemente, coma un solo plato, pero no
repita. Para las personas de constitución más pequeña y las de mayor edad
utilice platos de postre.
Se
aconseja cocinar al vapor, hervido o escalfado, al horno, microondas, a la sal,
a la plancha o parrilla, en papillote… Procure evitar las frituras, rebozados y
empanados, rehogados, estofados, guisos o salsas. Es preferible utilizar aceite
de oliva, pero debido a su alto aporte calórico, restrinja su consumo a tres
cucharadas al día.
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