Antes
de comenzar una dieta plantéese si realmente está motivado para perder peso y
mantener esta pérdida a largo plazo. Esto no es fácil, pues implica el cambio
de los hábitos nutricionales y de vida, incorporando el ejercicio físico.
Además,
haga una lista de las razones por las cuales desea bajar de peso. Luego podrá
leerlas y ello le ayudarán a mantener la motivación. Tómese una fotografía de “antes”.
Es realmente satisfactorio notar la diferencia producida por la dieta cuando se
consigue reducir el peso hasta los niveles deseados, eso, de por sí, es una
gran recompensa. Observe cómo comen los demás. Compare la forma de comer de una
persona delgada y la de una gruesa. Esta última come de forma rápida, con
voracidad, se atraganta de comida. ¿Cuál de las dos se ve mejor comiendo?
El
objetivo es conseguir una reducción de peso progresiva, y aprender unos hábitos
nutricionales adecuados, que incorpore a su vida. Esto es muy importante para
que no vuelva a coger el peso perdido. Y, además, sin renunciar al placer de la
comida. Propóngase objetivos realistas. El ritmo adecuado de pérdida de peso no
debería ser mayor de un kilo a la semana. Cualquier ritmo más rápido implica
que lo que se está perdiendo no es sólo grasa, sino agua y tejido magro. No se
pese todos los días. Solamente una vez por semana. Es fácil desanimarse si no
ve resultados en la báscula todos los días.
Puede
ser muy útil que haga un registro de alimentos y escriba en un diario todo lo
que come. Aunque de momento le parezca una pérdida de tiempo y crea que sabe perfectamente
lo que come, mucha gente no empieza a conocer sus costumbres alimentarias hasta
después de realizar varios registros dietéticos. Uno no puede pretender cambiar
sus hábitos alimentarios si desconoce cuáles son sus errores. Anote la hora y
lo que pasa en ese momento. Por ejemplo, ¿estaba aburrido?, ¿triste?, ¿viendo
comer a otra persona?, ¿coincide con un programa de televisión? Vea si del
diario puede extraer algún patrón respecto a la comida en exceso.
Debe
realizar algún ejercicio. No es necesario hacer ningún deporte extenuante. Se
trata de incorporar la actividad a la vida diaria: use menos el coche, los
ascensores…, simplemente camine para ir al trabajo o cuando vaya a los recados,
lo ideal sería al menos 30 minutos al día, suba las escaleras o incluso…. Baile.
Hacer ejercicio acompañado es más divertido y asegura su continuidad. Elija una
actividad ligera que no sobrecargue las articulaciones.
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