La mandrágora

La mandrágora es una planta herbácea a la que desde la Antigüedad se le atribuyen propiedades mágicas. El mito sobre las fuerzas mágicas de la raíz de esta planta, que se parece a figuras humanas horripilantes, llegó a Europa procedente de Oriente. Entre sus cualidades se le atribuía la virtud de dar fertilidad a mujeres estériles, y Afrodita, diosa griega del amor y la fertilidad, era llamada algunas vece Nuestra Señora de la Mandrágora. También se cuenta en la Odisea que la hechicera Circe utilizó la mandrágora para retener a Ulises en su isla.
 
En la Biblia, la palabra hebrea que traducimos por mandrágora tiene la misma raíz lingüística que “amar”. Los ingleses llaman a la mandrágora “manzana del amor”. La palabra alemana que designa esta planta tiene su raíz en runa, que significa “misterio”.

Plinio, en su Historia Natural, aconsejaba que se marcase con una espada tres círculos alrededor de la planta, dándole la espalda al viento, y se terminara el trabajo con la cara hacia el oeste.

En la Edad Media, la mandrágora se relaciona con el diablo. Se creía que los brujos formaban figuras humanas con las raíces y que al disponer de tal talismán se adquiría la facultad de hacer daño al enemigo o conseguir amor o riquezas; o bien, que, si se llamaba a un demonio, éste acudía.

Ya en el Génesis, se hace referencia a esta planta: “Salió Rubén al tiempo de la siega del trigo, y halló en el campo unas mandrágoras, y se las trajo a Lía, su madre, y dijo Raquel a Lía: “Dame, por favor, de las mandrágoras de tu hijo”. Lía le contestó: “¿Te parece poco todavía hacerme quitado el marido, que quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?”. Y le dijo Raquel: “Mira, que duerma esta noche contigo a cambio de las mandrágoras de tu hijo”. Vino Jacob del campo por la tarde, y saliéndole Lía al encuentro, le dijo: “Entra en mí, pues te he comprado por unas mandrágoras de mi hijo”. Y durmió con ella Jacob aquella noche, y oyó Yahvé a Lía, que concibió y parió a Jacob el quinto hijo”.

Las mandrágoras se utilizaban para ayudar a concebir a las mujeres estériles.


También se utilizaba la mandrágora como ingrediente de pócimas y bebedizos para la cura de diversas enfermedades y otros usos menos sanos. Transcribimos una de las recetas para participar en los aquelarres: “La víspera del aquelarre se pone a macerar polvo de cantárida, de cáñamo indio y de mandrágora, extracto de belladona, opio y cicuta, un pellizco de hachís y hojas machacadas de veleña y de hierba mora. Se cuece todo durante tres horas al baño María.”.

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