Posición adecuada (I)

La posición es el lenguaje del cuerpo. Informa al resto del mundo cómo se siente con respecto a los otros, a su vida y a usted mismo.

La posición de un cuerpo refleja su personalidad.  Por lo tanto, no resulta extraño que las palabras posición y actitud sean intercambiables.

Entonces, ¿qué dice su posición? ¿Acaso expresa que se hunde a los pies del mundo? ¿Está su espalda tan rígida que parece no inclinarse jamás? ¿Acaso camina con aire de resignación, con los hombros caídos? ¿Se pavonea, con la cabeza hacia arriba, como un pavo real, aventurero, sociable y siempre dispuesto a enfrentarse con las adversidades?

Tal vez su postura no sea una actitud internacional, sino el resultado de un mal hábito. Si éste es su caso, está dando a la gente un mensaje incorrecto.

Baje los hombros, curve la espalda hacia delante e intente transmitir una sensación de entusiasmo. No, no podrá. Es necesario estar erguido para poder expresar ese sentimiento. ¡Una buena posición favorece la respiración y la inspiración!

La buena posición es también importante por otras razones. Es la manera perfecta de prevenir los dolores de espalda. Sus huesos de la espalda, 33 segmentos denominados vértebras, son el fundamento de su cuerpo. La columna vertebral, que es la que le permite erguirse, rodea y protege la médula espinal y es el punto de inserción de los músculos y ligamentos de la espalda. Puede soportar el peso y, a la vez, tener gran flexibilidad de movimientos, lo que permite no tener que aminar rígido como un autómata.

Los músculos son la clave para una buena posición. Cuando los músculos de la espalda se encuentran en buenas condiciones, sostienen la columna vertebral por atrás. Los músculos abdominales, por su parte, contribuyen a sostenerla por delante.

¿Alguna vez se ha preguntado por qué le duelen el cuello y los hombros al final de un día de trabajo? Probablemente usted se pase todo el día sentado en su escritorio con los músculos de la base del cuello luchando por mantener su cuerpo erguido.