La
ceremonia de la boda ha dado lugar a numerosísimas supersticiones, tanto de
carácter positivo como negativo, según las circunstancias que concurran en su
celebración.
Quién mandará en el
matrimonio. Parece
ser que una pareja de recién casados el primero que entre en el nuevo hogar
será el que domine en el matrimonio. También lo será quien primero ponga el pie
izquierdo en el umbral.
Si
la novia tiene que ayudar al novio a colocarse el anillo durante la boda será
ella quien mande en casa.
Quién sobrevivirá. Se decía que moriría
primero el novio a quien se le torciese o apagase primero la vela de
velaciones.
Si
en un mismo día se celebran dos bodas en las que intervienen dos hermanos o
hermanas como cónyuges se cree que morirá el más joven antes de cinco años.
Se
opina que el primero que se meta en la cama en la noche de bodas será el
primero que morirá, o que morirá antes el que primero se arrodille en la
ceremonia de la boda.
Se
cree que si alguno de los novios deja caer al suelo el anillo durante la
ceremonia de la boda será el primero en morir.
La boda y el tiempo. Es creencia popular que si
el día de la boda llueve la novia será desgraciada y a este respecto existe el
refrán de “novia mojada”, novia apaleada”; por el contrario, si luce el Sol
será muy feliz.
Al
parecer, la mala suerte del mes de mayo es irremediable para los que contraen
matrimonio en este mes.
Augurios de futuras bodas.
Se dice
que si un soltero es colocado entre un matrimonio en una comida o cena se
casará antes de que acabe el año.
Otra
ceremonia es cuando la novia tira al aire el ramo, el que lo recoge será el
próximo en casarse.
Antiguamente
se hacían sortilegios para provocar que los remisos al matrimonio se animasen a
contraerlo Transcribimos una de tantas recetas recogida de un proceso de la
Inquisición: “Se ponía una ampolleta de vino, se echaba un hueso de la nuca de
un ahorcado, se ponía al fuego y, si salía llama, era señal de que se haría el
casamiento deseado”.
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