Aunque
todo el mundo puede padecer esta enfermedad, las mujeres son los más propensas,
debido a que desarrollan menos masa ósea que los hombres. Además, después de la
menopausia, las mujeres pierden una parte de masa ósea a mayor velocidad debido
a que ya no producen estrógenos.
Sin
embargo, es posible evitar la osteoporosis. Si se toman medidas preventivas adecuadas,
no tendrá necesidad de acudir al médico. Los que ya padecen la enfermedad aún
están a tiempo de hacer muchas cosas para detener su progresión.
Desgraciadamente,
el debilitamiento de los huesos puede producirse de manera casi imperceptible
durante años e, incluso décadas. Tanto es así, que los médicos la denominan la
enfermedad que destruye silenciosamente.
La
mayoría de las personas alcanzan el pico máximo de masa ósea en la columna
vertebral a los 25-30 años y en los huesos largos (por ejemplo, las caderas)
desde los 35 hasta los 40. A partir de entonces (y, sobre todo, después de los
45), todos los huesos del cuerpo comienzan a perder densidad.
Dado
que el diagnóstico de osteoporosis suele establecerse cuando ya es muy tarde
(después de una fractura), la estrategia consiste en empezar a luchar de forma
preventiva contra la pérdida de masa ósea.
Haga ejercicio para
fortalecer los huesos. Si no hace ejercicio, pierde los huesos, pero, además existe
otra razón para hacerlo: numerosos estudios han demostrado que el ejercicio
incrementa la masa ósea.
En
uno de dichos estudios, llevado a cabo en la Universidad Stanford, se comparó a
mujeres y varones corredores de larga distancia con otros que no lo eran. Tanto
las mujeres como los hombres tenían un 40% más de contenido mineral en los
huesos que los no corredores.
Caminar
también constituye un excelente ejercicio para los huesos. Se recomienda
hacerlo 20 minutos al día, 3 o 4 veces a la semana.
Por
supuesto, el efecto de ejercicio no se manifiesta inmediatamente. Si usted es
de aquellas personas que tienen que verlo para creerlo, considere el siguiente
razonamiento. Un jugador de tenis que utiliza el brazo derecho desarrolla un
antebrazo derecho más vigoroso que el izquierdo “pasivo”. Esto es una prueba
evidente de que, si usted usa sus músculos y somete sus huesos a cierta
tensión, la densidad de sus huesos se incrementará.
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