El Sol, como una de las fuerzas vivas de la
Naturaleza, y la más visible de todas ellas, fue objeto de divinización en
todos los pueblos paganos, habiendo dado origen el comportamiento de este
astro, su salida y ocaso, el brillo de su luz y sus propiedades terapéuticas a
una gran variedad de mitos y formas de adoración y culto.
Es
por esta razón que las supersticiones relacionadas con el Sol hacen referencia
a conjuros, augurios e influencias sobre el comportamiento de las personas.
En
tiempos se creía que los casos de insolación eran debidos a que el Sol se había
metido en la cabeza del enfermo y era preciso sacarlo con hechizo y conjuros,
como el que sigue, del siglo XVII:
Sol,
Sol
Déjame
a… (nombre del enfermo)
Con
su gran valor
Vete
de aquí
Así
como el mar
No
puede estar sin agua
Así
como el monte
No
puede estar sin leña
Así
como el cielo
No
puede estar sin ti
Sol,
Sol, vete de aquí.
Se
finalizaba rezando tres veces el Credo.
Para
encontrar a un ausente o para hacerse querer se hacía el llamado conjuro del
Sol. A falta de nuestros actuales reality shows, bien valía un conjuro:
En
una habitación cerrada, en la que por algún orificio o rendija entrara algún
rayo de Sol, se fingía cogerlo con la mano y con ella cerrada se decía:
Rayo
de Sol que del cielo saliste
A
mi amado ¿dónde le viste?
De
mi amor ¿qué le dijiste?
Ve,
rayo de Sol
Y
dale, en medio del corazón
De
mi amor la embajaduría
Por
la que el ángel Gabriel
Dio
a la Virgen María.
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