La fruta y los colores

De entrada, precisemos que es una simplificación no verdadera decir que la fruta contiene muchas vitaminas. Un eslogan dietético, muy apreciad por los especialistas de nutrición, sintetizaba en un aforismo la manera de satisfacer las necesidades vitamínicas del organismo: “Comer todos los días algo rojo, algo verde y algo amarillo”.

En realidad, el patrimonio vitamínico de la fruta nuca es completo y varía notablemente de un tipo de fruta a otro. Tras el rojo de una naranja se esconde mucha vitamina C y algo de vitamina PP y de 2. Igual que en el verde limón, que como todos los cítricos abunda en vitamina C, pero no en vitaminas del complejo B. Ni siquiera el amarillo plátano tiene un elevado patrimonio de complejo B o de vitamina A, mientras que los albaricoques se distinguen por su elevadísimo contenido en caroteno, progenitor de la vitamina A, pero poseen una escasa cantidad de vitamina C.
 
Así pues, es necesario atenerse a la vieja y simple regla de alternar la fruta en la mesa según la temporada para lograr en su rotación todo el patrimonio vitamínico mineral que necesita el cuerpo humano. Hubo un tiempo en que las estaciones obligaban de modo natural a cambiar de fruta en los distintos meses del año; hoy, el progreso tecnológico de la industria conservera y de los transportes permiten que dispongamos en nuestras mesas de cualquier tipo de fruta en cualquier momento del año. Los cultivos en invernadero y la importación de fruta exótica de continentes con otros ritmos estacionales permiten satisfacer, incluso con obstinada repetición, el gusto y la preferencia personal hacia determinadas variedades de fruta o de verdura.

Analicemos la importancia de los colores: detrás del rosa melocotón o el rosa albaricoque, pero también en la fruta amarillo-anaranjada, como los caquis y el melón, se esconde una notable riqueza en carotenos por su elevada actividad protovitamínica A y por su presunta o presumible potencialidad defensiva contra los radicales libres y las manifestaciones cancerígenas.


Así pues, la fruta, consumida de forma variada, junto con la verdura, nos proporcionan todas las vitaminas que necesitamos.

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