El
domingo es el día sagrado de la religión cristiana, equivalente al sábado o Sabbath
judío.
Las
supersticiones relacionadas con este día hacen referencia a su condición de
sagrado, adquiriendo carácter positivo o negativo según las circunstancias.
El
origen del domingo se encuentra en la Biblia, en el Génesis, 2: “Así fueron
acabados los cielos y la tierra y todo su cortejo. Y rematada en el día sexto
toda la obra que había hecho, descansó Dios el sétimo día de cuanto hiciera; y
bendijo al día séptimo y lo santificó, porque en él descansó Dios de cuanto
había creado y hecho”.
En
el Libro de los Números, 15,32-6, se cuenta: “Sucedió, cuando estaban los hijos
de Israel en el desierto, que encontraron a un hombre recogiendo leña en sábado
y los que le encontraron le denunciaron a Moisés y Aarón y a toda la asamblea;
y le encarcelaron, porque no había sido todavía declarado lo que había de
hacerse con él. Yahvé dijo a Moisés: “Sin remisión, muera ese hombre. Que lo
lapide el pueblo fuera del campamento”. Y toda la asamblea lo sacó del
campamento y lo lapidaron”.
Se
atribuye mala suerte a trabajar en domingo, porque todo lo que se haga en ese
día saldrá mal.
Existe
la opinión de que el domingo es un día afortunado para contraer matrimonio.
Antiguamente
se creía que al que cosía en domingo, el diablo le enhebraba la aguja.
Si
alguien está enfermo, el día más apropiado para levantarse de la cama y
comenzar la convalecencia parece que es el domingo, porque se relaciona con el
Domingo de Resurrección. Se cree que nacer en domingo trae buena suerte a un
niño, porque gozará de una larga y próspera vida.
Existe
la creencia de que, si se abre una sepultura en domingo, habrá otro entierro
dentro de la semana.
Antiguamente
se decía que el día más favorable para plantear negocios era el domingo, pero
la hora debía ser la correcta de acuerdo con el siguiente horario:
Con
señores: por la tarde, de una a dos y de ocho a nueve.
Con
eclesiásticos: por la mañana, de once y por la tarde, de seis a siete.
Con
letrados: por la mañana, de ocho a nueve y por la tarde, de tres a cuatro y de
diez a once.
Con
viejos: por la mañana, de diez a once y por la tarde, de cinco a seis.
Con
mujeres: por la mañana, de siete a ocho y por la tarde, de dos a tres y de
nueve a diez.
Para
el juego: por la mañana, de once a doce y por la tarde, de seis a siete.
Hay
un refrán que dice: “Cuando en domingo cae San Juan, vende tus bueyes y comprar
pan”.
Haciendo
caso de este refrán, muchos campesinos se preocupaban el año en que San Juan se
celebraba en domingo, llegando algunos a tomarse el dicho tan al pie de la
letra que vendían todos sus animales y hacían gran provisión de grano, con el
consabido riesgo.
Se
cree que lo que se sueña en domingo no tiene valor alguno.
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