Supersticiones sobre el sol

El Sol, como una de las fuerzas vivas de la Naturaleza, y la más visible de todas ellas, fue objeto de divinización en todos los pueblos paganos, habiendo dado origen el comportamiento de este astro, su salida y ocaso, el brillo de su luz y sus propiedades terapéuticas a una gran variedad de mitos y formas de adoración y culto.

Es por esta razón que las supersticiones relacionadas con el Sol hacen referencia a conjuros, augurios e influencias sobre el comportamiento de las personas.

El Sol y los conjuros.

En tiempos se creía que los casos de insolación eran debidos a que el Sol se había metido en la cabeza del enfermo y era preciso sacarlo con hechizo y conjuros, como el que sigue, del siglo XVII:

Sol, Sol
Déjame a… (nombre del enfermo)
Con su gran valor
Vete de aquí
Así como el mar
No puede estar sin agua
Así como el monte
No puede estar sin leña
Así como el cielo
No puede estar sin ti
Sol, Sol, vete de aquí.

Se finalizaba rezando tres veces el Credo.

Para encontrar a un ausente o para hacerse querer se hacía el llamado conjuro del Sol. A falta de nuestros actuales reality shows, bien valía un conjuro:

En una habitación cerrada, en la que por algún orificio o rendija entrara algún rayo de Sol, se fingía cogerlo con la mano y con ella cerrada se decía:

Rayo de Sol que del cielo saliste
A mi amado ¿dónde le viste?
De mi amor ¿qué le dijiste?
Ve, rayo de Sol
Y dale, en medio del corazón
De mi amor la embajaduría
Por la que el ángel Gabriel

Dio a la Virgen María.

Grasas "buenas" y grasas "malas"

Un periodismo demasiado superficial dedicado al sensacionalismo más que a la información educativa ha excavado un foso entre alimentos considerados “buenos” y alimentos considerados “malos”. Actualmente, la convivencia entre investigadores y estudiosos y medios de comunicación no es nada fácil. Por una parte, se cuenta, o debería contarse, con la prudencia y la discreción de los científicos, que conocen muy bien los límites de la experimentación y de las observaciones epidemiológicas; por otra, existe, por parte de los periodistas, el apremio de la noticia en primicia y la necesidad de simplificar problemas que, en medicina, en cambio, son complejos y multifactoriales.

De este modo, se agigantan y se deforman conceptos que conducen a renuncias poco útiles o injustificadas, mientras persisten comportamientos, desde el tabaco hasta el sedentarismo, mucho más peligrosos que una fritura casera o que un esporádico arroz con mantequilla.

Ya hemos dicho que cargar las tintas sobre esos pocos gramos de mantequilla que en algunas regiones se han usado toda la vida en lugar del aceite o satanizar el queso, los huevos, la carne y todo tipo de embutidos es una abstracción teórica muy alejada de la realidad científica y del sentido común.

La verdadera “prevención” no puede limitarse a responsabilizar a algunos alimentos, de los que el hombre dispone desde tiempos inmemoriales, de una serie de problemas genéticos y de comportamiento. Sobre todo, cuando no se tiene en cuenta el equilibrio global de la jornada alimentaria y se olvida que un suministro calórico superior a las necesidades reales de cada individuo constituirá un cómodo sustrato para la construcción “endógena” de ese colesterol que se ha intentado excluir casi obsesivamente de los alimentos.

Esto no quiere decir que la recomendación de limitar el consumo de determinados alimentos, demasiado ricos en grasas saturadas, haya sido superada. Al contrario. Sólo quiere decir que en una dieta “prudente” hay espacio para cualquier alimento siempre y cuando no coincida a lo largo del día con otros alimentos ricos en los mismos componentes o tendentes a hacernos superar, incluso consumidos en cantidades relativamente modestas, el límite recomendado para cada tipo de grasas o para el total de las necesidades calóricas cotidianas. Al consumidor será necesario aclararle cada vez con más detalle, insistimos en ello, que las grasas alimenticias son valiosos nutrientes, no menos indispensables para el equilibrio metabólico que las proteínas y los hidratos de carbono, y que no constituyen un pecado gastronómico punible.


Hay que saber que en el aceite de oliva estas proporciones están garantizadas de modo natural, mientras que en las grasas de depósito de los tejidos animales prevalecen las grasas saturadas. Pero es erróneo pensar que las grasas animales siempre son sinónimo de grasas saturadas o, viceversa que todas las grasas vegetales sean mono o poliinsaturadas (desgraciadamente, algunas grasas vegetales de origen tropical, muy usadas en la industria pastelera, son más aterogénicas, es decir, capaces de acelerar la aterosclerosis, que las mismas grasas animales).

La remolacha

remolacha fresca con hojas y sopa clara en vaso aislado en blanco  Foto de archivo - 7373285Es una excelente manera de aportar hierro a tu dieta. Y parece ser que también controla las cefaleas.

No es de las verduras más apreciadas en nuestro país, sin embargo, sus múltiples propiedades justifican que se le tenga que dar mayor protagonismo en nuestros platos. Es muy rica en folatos, lo que la convierte en una estupenda herramienta para mantener en buen estado los glóbulos blancos y también los rojos.

Otra de sus bondades más apreciables se encuentra en su jugo. Se ha comprobado que tomar medio litro al día ayuda a mantener a raya la tensión arterial, pero hay que tener presente que es un preparado fuerte y conviene ir a acostumbrándose poco a poco a él.

En zumos, cruda, cocida.

Si se padece anemia no debería faltar en la alimentación, ya que contiene buenas dosis de hierro.

También destacan su contenido en potasio, carotenos y azúcares. No en vano hay una variedad de la que se extrae el azúcar, y es que contiene sacarosa igual que la caña de azúcar. Y, debido a su moderado valor calórico, se puede consumir como ingredientes de ensaladas o de verduras y utilizar en dietas de control de peso. Al parecer, el zumo de remolacha combinado con el de zanahoria podría ayudar a vencer los dolores de cabeza.

Además de, como ya hemos mencionado, elaborar zumos, se puede tomar cocida incluyéndola en ensaladas o tomándola en puré.

Cruda también se come, pero en ese caso es mejor rayarla y condimentarla con aceite o con ajo. Recuerda que, si la tomas, tu orina puede volverse rojiza.

En la compra. Se recomienda escoger ejemplares lisos, firmes, redondos y carnosos, sin manchas ni golpes, de color rojo intenso.


Fíjate en el siguiente dato: Si las hojas del manojo presentan un color verde muy intenso significa que la raíz es joven.

El vino tinto

Una copa al día puede retrasar el envejecimiento, cuidar el corazón y los ojos y… ¡ayuda a perder peso!

Sus propiedades tónicas y cardioprotectoras se conocen desde hace tiempo, pero esta bebida extraída de la uva no deja de sorprender a quienes indagan sobre ella.

Durante los últimos 13 años científicos estadounidenses han hecho un seguimiento de dos grupos de mujeres; unas que tomaban vino tinto con moderación (menos de 40 gramos al día) y otras que no bebían nada de alcohol. Y comprobaron, con cierta sorpresa, que las primeras sufrían menos obesidad. Eso no significa que quienes deseen perder peso lo vayan a conseguir bebiendo vino, pero sí que una pequeña cantidad al día (siempre que no existan contraindicaciones) puede hacer que las grasas se metabolicen de manera diferente.
 
Bueno para el corazón y también para los ojos. En otro orden de cosas, el consumo moderado de vino tinto, y debido a una de sus sustancias más saludables, el resveratrol puede ayudar a disminuir el riesgo de que se formen nuevos vasos sanguíneos (un trastorno conocido como angiogénesis), a evitar algunos tipos de tumores y también el endurecimiento de las arterias que puede desencadenar en infarto de miocardio.

La salud ocular también se beneficia. En la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington han comprobado que sus compuestos podrían servir para elaborar preparados con los que superar una retinopatía diabética o prevenir la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE).

La dosis ideal. Hasta dos copas de vino para el hombre y una para la mujer es la cantidad que recomiendan los expertos. Pero lógicamente los beneficios no se obtienen si el resto de la pirámide nutricional no se cumple y se sigue una dieta demasiado grasa.

Qué obtienes cada vez que lo tomas.

Kcal: 70,7
Potasio: 93 mg
Agua: 89,7 g
Fósforo: 14,4 mg
Calcio: 7,6 mg
Hierro: 0,90 mg
Magnesio: 11 mg

Ácido Fólico: 1 ug

La liebre


La liebre es un animal considerado impuro en la Biblia, por lo que a partir de aquí su carácter es negativo para las supersticiones populares relacionadas con ella.

Resultado de imagen de imagenes de liebresEl Deuteronomio, quinto y último libro del Pentateuco de Moisés constituido por Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, 14,7-8, dice así: “…pero no comeréis los que solamente rumian ni los que solamente tienen la pezuña dividida y el pie hendido; el camello, la liebre, el conejo que rumian, pero no tienen la pezuña dividida son inmundos para vosotros… No comeréis sus carnes ni tocaréis sus cadáveres”.

César escribe en la Guerra de las Galias, V, XII: “Los bretones no consideran lícito comer liebre”.

Se dice que comer carne de liebre trae mala suerte y es causa de abortos.

Antiguamente se creía que era uno de los animales en los que las brujas se transformaban para acudir a los aquelarres.

Se achaca a las liebres que traen el fuego: si se ve una liebre corriendo por el jardín probablemente la casa arderá en un futuro próximo.

Si alguien se encontraba con una liebre en el camino era una señal de mal agüero: para contrarrestar la mala suerte había que dar la media vuelta y regresar a casa.

Si una embarazada se cruzaba con una liebre tenía que inclinarse y rasgarse la camisa si no quería que el niño naciera con un labio leporino, y si Pisba la madriguera de una liebre tenía que poner dos piedras dentro para evitar la misma desgracia.

Si la embarazada comía liebre, el niño dormiría con los ojos abiertos.


Los sueños con liebres se libran de su sentido negativo por el carácter contradictorio que conlleva la adivinación de los sueños: el que sueña con liebres hará una transacción favorable.

                                           El conejito horticultor

Legumbres con arroz


El 22 de septiembre a eso de las 14 horas entraremos ya en el otoño de este año, dejaremos atrás el verano y seguramente las vacaciones, es momento de empezar a cambiar también nuestra gastronomía para ir adaptando nuestro cuerpo a la nueva temporada.

Ingredientes para 6 raciones

Alubias: 200 g
Lentejas: 200 g
Arroz: 100 g
Aceite: ½ dl
Cebolla: 1 unidad
Ajos: 4 dientes
Pimentón, laurel, sal

Poner a remojo la noche anterior, en agua fría las judías y las lentejas.

Cocer en la olla a presión con el laurel y la sal. Dejarlas desde el momento en que adquiera presión la olla treinta minutos.

Cocer e arroz en abundante agua con sal y pasados los quince minutos, cuando está tierno, escurrir, refrescar y reservar.

Poner el aceite en una sartén al fuego, añadir la cebolla piada finamente y el ajo: dejarlo hacer, cuando esté dorado añadir el pimentón y volcar en la olla de las judías, habiendo quitado agua si estuvieran demasiado caldosas. Añadir el arroz y dejar cocer todo junto durante unos minutos para que adquiera el punto.

Servir en cazuela de barro.


Pero si tenemos prisa. Podemos poner en la olla a presión todos los ingredientes con agua fría cerrar la olla y cuando salga el vapor, bajar el fuego a la mitad y dejar hervir 20 minutos. Apagar el fuego y una vez que la olla esté fría abrirla y poner el contenido directamente en los platos y llevar a la mesa. A mí me gusta más así.

Cuántas grasas en la dieta

En las últimas décadas, y sobre todo después de los años setenta, se han producido en los países más desarrollados notables cambios en las teorías nutricionales. Las razones son complejas y en parte provienen de inquietudes dietético-nutricionales basadas en investigaciones epidemiológicas que relacionan el exceso de grasas alimenticias, sobre todo de grasas saturadas, con la patología arteriosclerótica y con el infarto de miocardio precoz.

No hay la menor duda de que el exceso representa en cualquier campo de la medicina un potencial factor de riesgo. Tampoco hay ninguna duda de que una dieta hipercalórica, con más razón si es hiperlipídica, puede tener repercusiones dañinas en los equilibrios metabólicos y, en consecuencia, en la tasa circulante de colesterol. Sin embargo, en términos científicos, no es de recibo una simplificación tan tosca de las causas del aterosclerosis y del infarto de miocardio, hasta el punto de satanizar a algún alimento y de prescindir de la influencia que su presencia en la dieta pueda tener con relación al total de la ración alimenticia.

Todavía más injustificada parece la traducción literal de algunas recomendaciones concebidas en los Estados Unidos para limitar el elevado consumo per cápita de grasas de todo tipo, y entre ellas un consumo excesivo de carnes muy infiltradas de grasa en comparación con las carnes preferidas en otros países. En definitiva, el objetivo de los nutricionistas estadounidenses, perfectamente compartible en el plano de la prevención dietética, era el de rebajar el consumo de las grasas alimenticias y, en definitiva, de las calorías totales desde la exorbitante proporción del 40% hasta un 30%.
 
Por lo que respecta a las cantidades “de grasas recomendables”, ya existen sugerencias compartidas por los especialistas en medicina general, en oncología, en cardiología y en dietología, que proponen a cualquier individuo no superar el 30% de las calorías en forma de grasas o de reducirlas por debajo del 25% cuando coexistan otros factores personales d riesgo. Por ello, en el caso de un adulto o de un anciano sano que consuma diariamente 2.000 kilocalorías, la proporción procedente de las grasas deberá suponer como mucho 600 kilocalorías, lo que permite asumir diariamente poco más de 65 gramos de grasas, ya que un gramo de grasa puede liberar unas nueve calorías.


Cuando se dispone de 65 gramos de grasa también es posible apreciar la buena mesa sin por ello olvidar que, además de la proporción de grasa normal del condimento, es necesario contar también con el alto contenido en grasa “oculta” de muchos alimentos. Además, hay que prestar atención a la “calidad” de las grasas.

El matrimonio y las supersticiones

La ceremonia de la boda ha dado lugar a numerosísimas supersticiones, tanto de carácter positivo como negativo, según las circunstancias que concurran en su celebración.
 
Quién mandará en el matrimonio. Parece ser que una pareja de recién casados el primero que entre en el nuevo hogar será el que domine en el matrimonio. También lo será quien primero ponga el pie izquierdo en el umbral.

Si la novia tiene que ayudar al novio a colocarse el anillo durante la boda será ella quien mande en casa.

Quién sobrevivirá. Se decía que moriría primero el novio a quien se le torciese o apagase primero la vela de velaciones.

Si en un mismo día se celebran dos bodas en las que intervienen dos hermanos o hermanas como cónyuges se cree que morirá el más joven antes de cinco años.

Se opina que el primero que se meta en la cama en la noche de bodas será el primero que morirá, o que morirá antes el que primero se arrodille en la ceremonia de la boda.

Se cree que si alguno de los novios deja caer al suelo el anillo durante la ceremonia de la boda será el primero en morir.

La boda y el tiempo. Es creencia popular que si el día de la boda llueve la novia será desgraciada y a este respecto existe el refrán de “novia mojada”, novia apaleada”; por el contrario, si luce el Sol será muy feliz.

Al parecer, la mala suerte del mes de mayo es irremediable para los que contraen matrimonio en este mes.

Augurios de futuras bodas. Se dice que si un soltero es colocado entre un matrimonio en una comida o cena se casará antes de que acabe el año.

Otra ceremonia es cuando la novia tira al aire el ramo, el que lo recoge será el próximo en casarse.


Antiguamente se hacían sortilegios para provocar que los remisos al matrimonio se animasen a contraerlo Transcribimos una de tantas recetas recogida de un proceso de la Inquisición: “Se ponía una ampolleta de vino, se echaba un hueso de la nuca de un ahorcado, se ponía al fuego y, si salía llama, era señal de que se haría el casamiento deseado”.

Martes y trece

Si el número trece por sí solo es considerado de mal agüero, resulta fatídico si coincide en el calendario con el día martes, según la tradición española, o con su equivalente anglosajón, el viernes.

El origen de esta superstición, según los historiadores Gerónimo Zurita y Castro en los Anales de la Corona de Aragón y Juan de Mariana en la Historia General de España, se encuentra en la derrota que sufrió en Játiva, un martes, don Jaime I el Conquistador. Pero el verdadero origen de la maldad atribuida al día martes se debe a su asociación con los dioses Marte, dios de la guerra que implica la muerte.

La consideración del martes como día fatídico ha dado origen a varios refranes:

·         En martes, ni te cases ni te embarques
·         En martes ni gallina eches, ni hija cases
·         En martes ni hijo cases, ni cochino mates
·         En martes ni tela urdas, ni hijas cases, ni las lleves a confesar que no dirán la verdad.
·         En martes ni en tu casa mudes, ni tu hija cases, ni tu ropa tajes.

Al parecer, contándose las uñas en martes, día aciago, saldrán padrastros.

José Antonio Sánchez Pérez recoge en su estudio Superstición y supersticiones que los nacidos en martes serán desgraciados, tendrán vida corta y su ideal será la guerra.

La tradición anglosajona considera el viernes como día de mala suerte por ser el día que Cristo fue crucificado. La unión del viernes y el trece se ha popularizado en España como consecuencia de la serie de películas de terror comercializadas bajo este título; viernes 13, en su original Friday the 13th.

En la tradición anglosajona del viernes, correspondiente a nuestro martes, da mala suerte cortarse las uñas y el pelo en ese día.




La miel

Digestiva, expectorante, laxante… A diferencia del azúcar, aporta propiedades medicinales, por lo que puede ser una alternativa natural a este endulzante.
 
Elaborada con el néctar floral y recogida por las abejas, cada miel guarda las características de las flores de procedencia. Y no solo proporciona un sabor dulce, además de fructosa y glucosa posee vitaminas, minerales y enzimas a los que debe sus múltiples propiedades.

Bálsamo de salud. Las enzimas presentes en ella justifican que la miel facilite la digestión de los hidratos de carbono. Y todavía es más recomendable si se padece inflamación de la mucosa intestinal, puesto que tiene propiedades calmantes y cicatrizantes. Pero no solo el sistema digestivo se beneficia de ella; también el respiratorio. La miel tiene un suave efecto expectorante (es decir facilita la eliminación de la mucosidad acumulada en las vías respiratorias) y contribuye a eliminar la tos. Las elaboradas de forma artesanal ayudan, además, a combatir el estreñimiento.

No indicada en los bebés. A los bebés menores de 18 meses no debe administrarse, por lo general, debido a que su estómago todavía no está protegido de las esporas del Closridium Botulinum. Estas esporas que pueden sobrevivir en la miel no pueden ser destruidas por el estómago de los bebés, que podrían llegar a desarrollar la enfermedad conocida como botulismo.

Tipos de miel:

De Romero: De color ámbar o blanquecina. Está indicada en casos de estrés y debilidad.

De Azahar: Su color es amarillento y su sabor similar a la naranja. Tiene efecto sedante.

De Eucalipto: Para las dolencias respiratorias y la tos.

De Espliego: Antiséptica, muy útil en bronquitis, resfriados y tos nerviosa.

De Brezo: Sólida y oscura. Protege las vías urinarias y ayuda a superar la anemia.

De Tomillo: Es rojiza. Tiene efecto antiséptico y digestivo.


Osteoporosis (III)

Controle el suplemento de calcio en su casa. Muchas de las marcas de suplementos de calcio genéricas no están bien formuladas, puesto que no se desintegran adecuadamente.

Para verificar el suplemento de calcio se recomienda colocar 2 comprimidos en 180 g de vinagre y esperar durante 30 minutos, mientras revuelve cada 2 o 3 minutos. Si los comprimidos se desintegran en fragmentos más pequeños, significa que se disolverán muy bien en su estómago. En cambio, si el comprimido no se disuelve, es mejor que busque otro.

Consuma suficiente vitamina D. La vitamina D es esencial para la absorción del calcio. Actúa por medio de dos mecanismos: incrementa su absorción en los intestinos y aumenta su reabsorción en los riñones.

        
Si usted pasa muchas horas bajo el sol, puede suponer que está incorporando suficiente vitamina D. Sin embargo, debido a la presencia de la ropa, del sol sólo se obtiene el 10% de la vitamina D que el organismo necesita.

¿Cuánta vitamina D necesitamos? Un mínimo de 400 unidades internacionales (UI) diarias. Las personas mayores de 65 años pueden requerir 800 UI diarias si no se exponen con frecuencia al sol y no consumen suficientes productos lácteos.

La vitamina D está presente en los alimentos que contienen calcio. Un vaso de leche de 250 ml contiene aproximadamente 125 UI. Las mejores fuentes naturales de vitamina d son el salmón, las sardinas y el atún. Por ejemplo, una lata de salmón de aproximadamente 120 g contiene unas 565 UI.

Asegúrese de leer las etiquetas de los suplementos de calcio ya que alguno de ellos contiene también vitamina D. Los médicos no suelen recomendar suplementos de vitamina D, puesto que la ingestión de dosis elevadas puede ser tóxica.

Disminuya el consumo de alcohol. El alcohol reduce la formación de hueso y contribuye a la pérdida de densidad ósea. Beba sólo con moderación (los hombres, no más de una o dos copas diarias y las mujeres, no más de una).

No fume. Si necesitaba otra razón para dejar de fumar, aquí la tiene: el tabaco reduce los niveles de estrógeno. Las mujeres con bajos niveles de estas hormonas corren mayor riesgo de desarrollar la osteoporosis.



Osteoporosis (II)




Añada calcio a su dieta. Algunos científicos creen que la reducción crónica de calcio en la dieta es un factor que contribuye al desarrollo de la osteoporosis.

Un estudio realizado en la antigua Yugoslavia ofrece una clara evidencia de la importancia del calcio. En una región de la antigua Yugoslavia en la que no se ingerían productos lácteos, las mujeres consumían la mitad de calcio diario que las mujeres de otra región en las que se consumían estos productos todos los días. Aquellas que ingerían calcio regularmente tenían huesos mucho más grandes y sufrían menos fracturas después de los 65 años que las otras.

Se recomienda la ingesta de 1.000-1.500 mg diarios de calcio. La leche contiene fosfato cálcico, que es una excelente fuente de calcio.

Sin embargo, la leche no es la única posibilidad. Los quesos y los yogures bajos en calorías son también fuentes de calcio. La leche desnatada brinda la misma proporción de calcio que la leche entera, pero con menos grasas. Otras comidas ricas en calcio son el salmón rojo, las sardinas y las nueces. Actualmente, se venden zumos cítricos reforzados con calcio.

Enriquezca sus comidas. Añada a sus sopas y estofados bebidas como leche deshidratada y desnatada en polvo. Cada cucharada tiene 50 mg de calcio y ¡no tiene grasa!

Haga una sopa. Si añade un poco de vinagre cuando prepara un caldo con huesos, aquél ayudará a disolver el calcio de los huesos. El calcio obtenido en 500 ml de caldo será igual al contenido en 250 ml de leche.

Agregue queso. Tanto por el sabor como por el contenido de calcio, el queso parmesano constituye un buen sustituto de la mantequilla.
Si su dieta no contiene suficiente calcio, ingiera un suplemento. Los suplementos de calcio pueden hacer maravillas, especialmente en las personas que tienen dificultad para absorber alimentos ricos en este elemento. Existen muchos en el mercado; el hecho de que uno de ellos sea adecuado para una persona no significa que necesariamente lo sea también para otra. El carbonato de calcio es en general bien absorbido por la mayoría de los individuos si la dosis se distribuye entre las comidas.

A pesar de que existen otros suplementos, los médicos recomiendan, en principio, el carbonato de calcio debido a que es más barato y ofrece una mayor cantidad de calcio por comprimido. Consulte a su médico si este programa de refuerzo puede ser beneficioso para usted.

Osteoporosis (I)

Aunque todo el mundo puede padecer esta enfermedad, las mujeres son los más propensas, debido a que desarrollan menos masa ósea que los hombres. Además, después de la menopausia, las mujeres pierden una parte de masa ósea a mayor velocidad debido a que ya no producen estrógenos.

Sin embargo, es posible evitar la osteoporosis. Si se toman medidas preventivas adecuadas, no tendrá necesidad de acudir al médico. Los que ya padecen la enfermedad aún están a tiempo de hacer muchas cosas para detener su progresión.

Desgraciadamente, el debilitamiento de los huesos puede producirse de manera casi imperceptible durante años e, incluso décadas. Tanto es así, que los médicos la denominan la enfermedad que destruye silenciosamente.

La mayoría de las personas alcanzan el pico máximo de masa ósea en la columna vertebral a los 25-30 años y en los huesos largos (por ejemplo, las caderas) desde los 35 hasta los 40. A partir de entonces (y, sobre todo, después de los 45), todos los huesos del cuerpo comienzan a perder densidad.

Dado que el diagnóstico de osteoporosis suele establecerse cuando ya es muy tarde (después de una fractura), la estrategia consiste en empezar a luchar de forma preventiva contra la pérdida de masa ósea.

Haga ejercicio para fortalecer los huesos. Si no hace ejercicio, pierde los huesos, pero, además existe otra razón para hacerlo: numerosos estudios han demostrado que el ejercicio incrementa la masa ósea.

En uno de dichos estudios, llevado a cabo en la Universidad Stanford, se comparó a mujeres y varones corredores de larga distancia con otros que no lo eran. Tanto las mujeres como los hombres tenían un 40% más de contenido mineral en los huesos que los no corredores.

Caminar también constituye un excelente ejercicio para los huesos. Se recomienda hacerlo 20 minutos al día, 3 o 4 veces a la semana.


Por supuesto, el efecto de ejercicio no se manifiesta inmediatamente. Si usted es de aquellas personas que tienen que verlo para creerlo, considere el siguiente razonamiento. Un jugador de tenis que utiliza el brazo derecho desarrolla un antebrazo derecho más vigoroso que el izquierdo “pasivo”. Esto es una prueba evidente de que, si usted usa sus músculos y somete sus huesos a cierta tensión, la densidad de sus huesos se incrementará.

El pan

Muchos piensan que engorda demasiado y que no aporta nutrientes. ¡Qué gran error!

El pan es uno de los alimentos que contribuyen a equilibrar nuestra dieta, aunque en los últimos años se enfrenta a una fama inmerecida como causante del aumento de peso.

La muestra es que no todas las familias compran pan a diario. Según el último estudio sobre su consumo elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente y medio Rural y Marino, las personas que tienen entre 20 y 35 años son las que compran pan con menos frecuencia (17,7 días al mes de media); mientras que los más amantes de este producto son aquellos que tienen entre 46 y 55 años, que lo compran unos 20 días al mes.

Ni mucho ni poco. Otra de las creencias erróneas es que no aporta nutrientes importantes, sin embargo, el componente más abundante del pan es el almidón, un hidrato de carbono complejo que proporciona energía, sacia y ayuda a no picar excesivamente entre horas.

De hecho, hay estudios 8realizados en niños) que aseguran que tomar ¾ de una barra normal (es decir unos 150 g al día) reduce los niveles de obesidad y el sobrepeso en niños que tienen ambos problemas porque, tomando esa cantidad, no se abusa ni de las proteínas ni de las grasas. Además de los hidratos, el pan aporta otros nutrientes muy valiosos para el organismo, como son fibra (especialmente el integral o de cereales), y vitaminas y minerales como el fósforo, el hierro, el calcio y el selenio.

Si lo suprimes, acabas picando más. El efecto que tiene el suprimirlo radicalmente de la dieta diaria suele ser el contrario al deseado ya que, lejos de disminuir las calorías y controlar mejor el peso, su ausencia conduce a una mayor tendencia a tomar grasas y proteínas, lo que puede comportar un desequilibrio en la alimentación.


¿Cuánto tomar cada día? Los expertos recomiendan un consumo en torno a 120 g de pan diario por persona (la OMS aumenta esa cifra hasta 200-230 g en personas sanas y con un peso correcto), es decir unos “cuatro dedos” de ancho en cada comida principal (desayuno, comida y cena). Esta cantidad se puede aumentar en función del resto de hidratos de carbono que se consuman a lo largo del día, pero lo que si conviene es tener en cuenta que la cantidad de pan a tomar se distribuya en varias tomas y no en una única. 

Grasas alimenticias


Una de las convicciones más difundidas y más erróneas es que las grasas alimenticias representan una especie de lujo y un aspecto puramente hedonístico de la gastronomía destinado sólo a crear problemas de sobrepeso y de colesterol. En cambio, la realidad es que las grasas o lípidos, junto a las proteínas y a los hidratos de carbono, representan la tríada alimenticia de la que el hombre no puede prescindir.

Así como existen los aminoácidos indispensables, también existen los ácidos grasos indispensables; ambos son materia prima que se asume de forma prefabricada con la alimentación y con la que el hígado producirá una serie de derivados químicos dotados de funciones específicas. No se puede ignorar que toda una familia vitamínica de la que forman parte las vitaminas A, D, E y K, es liposoluble, es decir, está presente en las sustancias grasas; por tanto, una total carencia de grasas alimentarias comprometería el necesario suministro de vitaminas indispensables para la vida.

A los detractores de las grasas, a los “lipófobos” que se olvidan de estas nociones básicas de fisiología humana, hay que recordarles que las membranas celulares a las que les competen tareas fundamentales están formadas de una unión de fosfolípidos, de glucolípidos y de colesterol. De la viscosidad de la membrana lipídica que envuelve las células depende la posibilidad de migración de muchos componentes hacia el interior o el exterior de las células.

La función de las membranas celulares ciertamente está influida por factores nutricionales, entre ellos el exceso de colesterol o la disponibilidad de ácidos grasos poliinsaturados, pero también por las reacciones oxidantes desencadenadas por los temibles radicales libres.


Los estudios recientes sobre el envejecimiento celular han puesto de relieve el papel de las peroxidaciones que transforman la normal arquitectura de las membranas biológicas cuando no hay una suficiente protección por parte de los sistemas antioxidantes (a los que la alimentación puede potenciar)