Síndrome del hombre abandonado

Este síndrome ha sido descrito por el médico argentino Carlos Bauzá y publicado en la revista Nutrición y Obesidad. Según sus planteamientos, uno de los tantos inconvenientes que tiene una mujer cuando sigue un plan de adelgazamiento es la oposición de quienes la rodean.  Curiosamente, las mismas personas que hasta entonces le han reprochado su gordura y su “falta de voluntad” para bajar de peso suelen ser las primeras en oponerse a que este descenso siga, más allá de un punto arbitrario que ellas juzgan “suficiente” y que es variable para cada uno de los que opinan. Las razones para esta oposición son múltiples y en general giran alrededor de la estética y de la salud; también intervienen otras razones que no tienen nada que ver con las anteriores, relacionadas con la envidia que suscita la paciente cuando obtiene éxito en su tratamiento, siendo esta última razón mucho más común de lo que cualquier ser humano bien pensado pueda creer.

Pero existe una curiosa oposición por parte de los varones relacionados afectivamente con la paciente, que denomino “síndrome del varón abandonado”. Este “síndrome” se da por igual en maridos, novios, amantes, padres, hijos y amigos íntimos y en él intervienen el temor, fundado o no, de perder a esa mujer objeto de su cariño y la resistencia al cambio. 

En el caso de los maridos, cuando perciben que su esposa comienza a ser mirada al caminar por la calle, en las fiestas, restaurantes, etc., o que a veces es “piropeada”, que se compra ropa nueva, manifiesta más interés por maquillarse, pintarse o salir más, suena una alarma interna que dice que algo “peligroso” está sucediendo. 

Comienza entonces un lento sabotaje del tratamiento de su cónyuge que, en general, es muy poco ingenioso y consiste en traerle “algo rico” a la casa, invitarla a cenar más seguido, tentarla con comidas o golosinas, que sabe que para ella son irresistibles, diciéndole: “Come un poquito de esto; total, un poquito no te va a hacer nada”, o se muestran como verdaderos expertos en nutrición al asegurar: “Come esto, que alimenta y no engorda”. 

Si en esta primera etapa no tiene éxito y su mujer continúa adelgazando, comienza entonces una, al principio plena agresión que usualmente tiene que ver con los pequeños incidentes domésticos. Si a la señora se le cae un vaso de las manos, olvida algo en el horno de la cocina o decide poner más disciplina con los niños, el comentario usual del esposo es: “¿Ves? Te está volviendo loca, ese adelgazamiento te va a llevar al psiquiatra”, o cosas similares. S esta segunda etapa tampoco tiene éxito, inicia una labor de “inteligencia” a fin de “descubrir” cuál es el amante desconocido al cual quiere impresionar o enamorar su media naranja.


Por bueno o malo que hubiese sido el funcionamiento familiar o de la pareja hasta ese momento, antes de que la paciente comenzara a adelgazar, ahora cambia el introducirse una modificación que produce una disfunción en la relación. 

La escalera


La mala suerte que la superstición atribuye a pasar bajo una escalera se debe a que cuando la escalera se apoya contra la pared forma un triángulo, que la tradición popular identificó con el símbolo de la Santísima Trinidad. Antiguamente el pueblo llano pensaba que estaba prohibido pasar por debajo de este arco sagrado.

Otra versión plante que este triángulo corresponde al que formó la escalera por la cual se bajó el cuerpo de Cristo con la Cruz y el suelo. Se decía que en este triángulo vivían la maldad y el diablo.

Se supone que la persona soltera que pase bajo una escalera no se casará.

Para conjurar la mala suerte que la creencia popular atribuye al hecho de pasar bajo una escalera se suele recurrir a varios métodos, entre ellos cruzar los dedos índice y corazón al darte cuenta de a dónde te han llevado tus pasos, o bien escupir una vez bajo la escalera o tres veces después de haberla pasado.

En la Biblia, Génesis, 28, 12, se relata la visión de la escalera de Jacob, que se apoyaba sobre la tierra y tocaba con la cabeza en los cielos, y por la que subían y bajaban los ángeles de Dios.

No debe extrañarnos que teniendo en cuenta el origen religioso de esta superstición sea de buen presagio soñar que se sube una escalera y de mal agüero y contrariedades bajarla.

Fuera del mundo de los sueños, y dejando aparte el coscorrón que te puedes propinar, está considerado de buen augurio y signo de próxima boda caerte por la escalera si en ese momento la vas subiendo, y por el contrario de mal agüero y signo de asistencia a un funeral caerte si las estás bajando (atención y mucho cuidado porque podría ser el propio según la gravedad de la caída.
 

Dado el cuidado que hay que tener con las escaleras, se recomienda a quienes subiendo una escalera recuerden que han olvidado algo y se dispongan a dar media vuelta que no lo hagan: deben seguir su camino hasta el lugar al que iban y volver a bajar. Así lograrán evitar la mala suerte.  

Los huevos (II)

Reafirmamos definitivamente que el huevo es un magnífico alimento que puede o debería figurar por lo menos un par de veces a la semana en la dieta de jóvenes y ancianos (excluyendo a los que sufren calculosis o colecistitis y a aquellos que tengan una demostrada y específica alergia alimenticia).

Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con que los huevos sean frescos, pues inevitablemente los alimentos más nutrientes también son apreciados y usados por los gérmenes. Por lo que se refiere a la frescura, los huevos de gallina se distinguen, por ley, en tres categorías: frescos (categoría A), conservados o de segunda calidad (categoría B) y destinados exclusivamente a usos industriales (categoría C).
 
En la categoría A entran especialmente los huevos extra, que debe ser embalados el mismo día de su puesta y vendidos al consumidor en un plazo no superior a siete días. En frigorífico, en los correspondientes contenedores y a temperatura de refrigeración (un poco por encima de los cero grados), pero no de congelación, los huevos conservan intacto su poder nutritivo incluso durante un mes.

Finalmente, una advertencia válida para todos aquellos que consumen habitualmente huevos: no aprovisionarse huevos a granel. Son mucho más seguros y ofrecen mayores garantías los procedentes de granjas avícolas, ya que las empresas productoras deben respetar una serie de medidas legislativas que proporcionan na higiene desde luego superior a la de un hipotético huevo fresco de gallina de corral.  
  




Los huevos (I)

Cuando los estudiosos de nutrición deben comparar el valor biológico de las proteínas, o sea, si son completas en aminoácidos, y, por tanto, su capacidad de satisfacer lo mejor posible las necesidades constructoras y reparadoras del organismo, toman como referencia las proteínas del huevo.  Es como decir que, en una hipotética escala de valores, las proteínas de la carne, de la leche y de cualquier otra fuente animal o vegetal son inferiores a las del huevo. Peo que quede claro: de huevo enero y no sólo de la yema, a al que muchos erróneamente consideran la única parte nutriente del huevo, subestimando así las cualidades de la clara, que, en cambio, no hay que desdeñar en absoluto. La única advertencia podría referirse al hecho de que la mejor forma posible de utilizar la clara es coagulándola, como ocurre cuando se la somete a un tratamiento térmico a unos 70 grados centígrados; con este proceso también se anula la acción de una sustancia, la adivina, que en crudo está vinculada a una vitamina (iotina o vitamina H) de la que es rica la yema, desactivándola.

Un huevo pesa de promedio unos 50-60 gramos y tiene un alto valor cualitativo por las características realmente incomparables de sus siete gramos de proteínas, que, sin embargo, son pocas en comparación con las que se obtienen, en igualdad de peso, de las carnes o de los quesos. Así pues, los huevos no son una fuente energética importante (sólo 156 calorías por cada 100 gramos), y por esto también son recomendables en las dietas adelgazantes, gracias a la relación “calidad de los nutrientes/cantidad de energía”, más favorable que en los demás alimentos proteínicos.

Lamentablemente, todavía no se han disipado los viejos prejuicios sobre el hecho de que los huevos son de difícil digestión o dañan el hígado; y a esa palabrería, carente de cualquier validez científica, recientemente se ha añadido también el terror al colesterol, presente especialmente en la yema de huevo (en la proporción de unos 185/200 miligramos en una sola yema). En realidad, por lo que se refiere a la acusación de ser poco digerible, se ha comprobado que el huevo fresco o poco hervido deja el estómago en menos de dos horas, y el huevo duro o en tortilla al cabo de tres horas, es decir, el mismo tiempo necesario para digerir la carne. En cambio, para las exigencias funcionales del hígado, el huevo representa un alimento opcional (sólo carece de hidratos de carbono, que se pueden encontrar en todas partes, de calcio y de vitamina C); el equívoco sobre las presuntas malas relaciones ente huevos e hígado nace del hecho de que el huevo tiene la particularidad de estimular la contracción de la vesícula (el depósito de descarga de la bilis), pero esta útil gimnasia funcional resulta dolorosa y está contraindicada sólo cuando la vesícula esté inflamada o repleta de cálculos.
  




Pizza margarita para una magnífica comida rápida

No hay duda de que la pizza napolitana es el prototipo italiano de la comida rápida. Su éxito, favorecido obviamente por el placer que proporciona comerla y por lo genuino de sus ingredientes básicos, se debe a múltiples razones, entre ellas lo práctica que resulta, ventaja no secundaria en la vida moderna, que, sobre todo en las grandes metrópolis, obliga a consumir comidas rápidas y de un solo plato. Todo ello con el parcial beneplácito de los dietólogos, que no tendrían nada que decir sobre la pizza, ni siquiera en el caso de esos ancianos que no tienen justificaciones de prisa o de trabajo, si las relaciones entre nutrientes y la cantidad y calidad de los ingredientes fueran siempre las de la clásica “pizza margarita” con tomate y mozzarella. Efectivamente, lo que puede plantear problemas desde el punto de vista dietético es la exagerada fantasía de los cocineros, que ya no se limitan al primitivo plato de la concina napolitana, en la que agua, harina levadura, tomate ajo y aceite, sin siquiera mozzarella, eran los ingredientes básicos. Hoy la pizza se le añaden champiñones, anchoas, jamón, salchichón, mejillones, cebollas, embutidos en una destacada variedad de combinaciones todas ellas gastronómicamente válidas, pero cuya digestibilidad ningún dietólogo puede predecir, ni cuyo valor energético puede contabilizar por la continua variación de los ingredientes y de las cantidades utilizadas.

Con la premisa de un mejor conocimiento del valor nutritivo “medio” de una pizza, cualquier médico podrá tranquilamente aconsejarla como alternativa a otros platos, sin comprometer aquellas relaciones entre hidratos de carbono, proteínas y grasas ya reconocidas por la ciencia de la alimentación como base de cualquier dieta equilibrada y racional.


A pesar de esas dudas dietéticas, la pizza, más que cualquier otro plato, se merece el título de líder de la comida rápida. Un plato tan antiguo responde perfectamente a las más modernas orientaciones dietéticas en cuestión de hidratos de carbono y de ahorro de grasas saturadas y de proteínas animales, sin hablar de las virtudes vitamínicas del tomate, pero será la cantidad en que se sirva y se consuma la que la convierta en una opción hipocalórica o hipercalórico, en comparación con un sándwich de jamón y queso o con una hamburguesa y patatas fritas.

Las verrugas (II)

Aunque no se han efectuado estudios serios sobre el efecto de la vitamina C en las verrugas, todo parece indicar que el alto grado de acidez del ácido ascórbico (vitamina C) puede matar al virus responsable de la verruga. Para aplicárselo coja una tableta de vitamina C, tritúrela y mézclela con agua. Ponga la pasta obtenida sobre la verruga y cúbrala con un vendaje. Tenga presente que la vitamina C (al menos de la forma de ácido ascórbico) puede irritar la piel, de manera que cubra con la pasta sólo la verruga.

Mantenga la verruga protegida. Puede tener éxito si aplica un vendaje sobre la verruga. Puede usar cualquier tipo de esparadrapo o vendaje de los que se usan en primeros auxilios. Póngalo muy ceñido sobre la verruga y déjelo todo el día durante una semana, cambiándolo solamente cuando esté sucio. Sea perseverante durante al menos 3 semanas. Este remedio es muy eficaz en algunos casos si se efectúa correctamente.

Pruebe una dosis de aceite de castor. Una variación de la técnica descrita en el apartado anterior consiste en aplicar una gota de aceite puro de castor sobre la verruga y después taparla en la misma forma. Otra aplicación consiste en formar una espesa pasta con bicarbonato de sodio mezclado con aceite de castor. Aplique esta pasta un par de veces al día. Para evitar las rozaduras, póngase un vendaje, un guante o un calcetín.

Permanezca seco. Las verrugas crecen con la humedad. Mantener los pies secos lo ayudará a eliminar las verrugas plantares. Si usted quiere combatir las verrugas plantares sin acudir a la química, puede probar cambiarse los calcetines 3 veces al día, aplicándose al mismo tiempo polvo para los pies, hasta unas 10 veces por día si es necesario. Existen otros agentes secantes para los pies que también pueden ser eficaces.

Opte por un medicamento de venta libre. Probablemente los remedios más populares contra las verrugas son los preparados de venta libre de ácido salicílico. Al parecer, éste ablanda y disuelve las verrugas. Estos productos se presentan en forma de gel, líquido, emplasto y ungüento. Los diabéticos y las personas con problemas circulatorios no deben usarlo.


Hay tres reglas básicas para utilizar estos fármacos. Primero, asegúrese de que efectivamente se trata de una verruga, segundo, seguir las instrucciones del prospecto al pie de la letra; y tercero, acudir al médico si la verruga no responde al tratamiento en un plazo de 1 o 2 semanas.

Verrugas (I)

Los sapos no tienen nada que ver con las verrugas. No las causan, no las transmiten, ni siquiera saben lo que son.

Las verrugas son tumores benignos que pueden aparecer de forma aislada o en grandes zonas en cualquier parte del cuerpo. Aunque cada tipo de verruga tiene su propio nombre, todas ellas están causadas por las variadas formas de virus del papiloma. Éste engaña de forma magistral al cuerpo y se provee de un alojamiento protegido: la verruga.

Podemos afirmar que, en cualquier instante, el 10% de la población tiene verrugas y que probablemente el 75% de toda la población padecerá alguna en un momento de su vida. Después del acné, las verrugas son el problema dermatológico más importante.

Desafortunadamente, la mayoría de los tratamientos médicos para las verrugas se presentan en forma de desagradables métodos destructivos, como quemarlas, rasparlas, cortarlas, congelarlas, inyectarlas o eliminarlas con láser. Estas técnicas pueden, o no, ser efectivas y en la mayoría de los casos además de ser dolorosas dejan cicatrices. Por otra parte, las verrugas a menudo vuelven a aparecer, con independencia del método usado para eliminarlas.

Sabiendo todo esto, quizá decida probar algunos remedios caseros antes de acercarse a la consulta del médico.  Pero trate de seguir un consejo: no se lastime con tratamientos para verrugas. Empiece con medidas simples durante algunas semanas antes de seguir con las más fuertes.

A menos que se indique lo contrario, los consejos que siguen a continuación se muestran eficaces para combatir las verrugas comunes y las plantares.

Déjelas. Según una estimación, el 40-50% de las verrugas desaparecen por sí solas al cabo de 2 años, y sobre todo en los niños.

Las verrugas permiten la salida constante de virus infecciosos y, sin tratamiento, pueden crecer o invadir otras zonas del cuerpo. Así, emprenda una acción si sus verrugas empiezan a multiplicarse.

Llame al equipo A. Se ha obtenido un gran éxito al aplicar la vitamina A al tratamiento de las verrugas. Tome cápsulas de 20.000 unidades internaciones de vitamina A natural extraída del aceite de pescado o del aceite de hígado de pescado. Una vez al día, abra una cápsula y vierta parte del contenido sobre la verruga y frótela. La vitamina A debe aplicarse sólo en la piel, y de ningún modo tomarlo por vía oral, puesto que en dosis elevadas puede ser tóxica.




Las verrugas y las supersticiones españolas

Las verrugas son excrecencias cutáneas, generalmente redondeadas e indoloras, que suscitan diversos problemas, desde los meramente estéticos hasta algunos de carácter grave.

Antiguamente debían plantear graves problemas estéticos, pues existen gran diversidad de remedios supersticiosos para hacerlas desaparecer.

Plinio, en la Historia Natural, relata: “El primer día de luna nueva, cada verruga debe tocarse con un garbanzo y después se debe guardar el garbanzo en un trozo de lino, que debe echarse por encima del hombro; actuando de esta forma se cree que las verrugas desaparecen”.

Se suponía que si se tiraba una bolsa conteniendo tantos guijarros como verrugas tuviera una persona, por encima del hombro izquierdo, se transferían las verrugas al que tenía la mala suerte de recoger la bolsa. Se conseguía lo mismo si el contenido de la bolsa eran garbanzos, alubias, granos de trigo, etc.

Se creía que las verrugas desaparecían si alguien las compraba.

Resultado de imagen de imagen de bruja con verrugaTambién se creía que si una persona se encontraba con un funeral tenía que coger algo del barro que había sido pisado por los hombres que portaban el féretro y aplicarlo a las verrugas, deseando que desaparecieran.

Parece ser que las verrugas desaparecerían frotándolas con un caracol, que a continuación había que ensartar en un espino. Las verrugas desaparecían al morir el animal y nadie debía tocarlo, porque en este caso se creía que volverían a aparecer.

También se decía que desaparecían frotándolas con un trozo de carne cruda, que después se enterraba. Una vez que la carne se hubiera podrido las verrugas desaparecían.

Se consideraba que, así como las verrugas eran una señal de mala suerte en la mujer, en cambio eran signo de buena fortuna en el hombre.


Y por último se creía que las verrugas salían por haberse puesto a contar estrellas.

El pescado

El interés de los especialistas en ciencia de la alimentación por los beneficios que puede proporcionar al hombre un mayor consumo de pescado radica en una serie de comprobaciones epidemiológicas y experimentales. Es casi imposible, y además superfluo, examinar en detalle las características bromatológicas de las numerosas especies de pescado de captura o de piscifactoría (acuicultura). Desde el punto de vista nutricional, bastará con que demos una valoración global de su valor proteínico, de su contenido en grasas, minerales y vitaminas, de su digestibilidad y finalmente del valor preventivo que su consumo supone como suministrador de sustancias químicas progenitoras de “reguladores” bioquímicos de la fluidez de la sangre y de las membranas celulares.
 
Por lo que respecta a la presencia de aminoácidos indispensables, se considera que la carne del pescado está al mismo nivel que las carnes bovinas. Así pues, desde el punto de vista proteínico hay una plena intercambiabilidad entre carnes de animales terrestres o acuáticos; sin embargo, el pescado tiene la ventaja de procurar una masticación más fácil y una mayor digestibilidad. Esta característica, debida a la menor presencia de haces de tejido conjuntivo, indujo desde la antigüedad a los médicos a prescribir pescado a los ancianos y a los niños y a incluir su consumo en las dietas terapéuticas. La mejor digestibilidad de una lubina, comparada con la de un filete, no es obviamente una ventaja de orden exclusivamente dietoterapéutico, pero es una virtud que resulta útil a todos, al trabajador que dispone sólo de un breve tiempo en el comedor de su empresa y al deportista que no puede y no debe realizar un serio esfuerzo muscular sin que hayan pasado al menos dos o tres horas de la comida.

Además, en igualdad de contenido en aminoácidos, ningún otro alimento “proteínico” como el pescado permite limitar simultáneamente el aporte de grasas saturadas. Esto representa una notable ventaja para los consumidores de los países industrializados, donde la hipercolesterolemia, los trastornos del metabolismo de los lípidos y el exceso de peso aparecen con inquietante frecuencia estadística entre los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares degenerativas.

Para aquellos, especialmente los ancianos, que se sienten más atraídos por el sedentarismo o están obligados a él, es bueno alternar metódicamente el pescado con quesos, embutidos y huevos porque ello implica un ahorro calórico sin sacrificios “cuantitativos” en las cantidades ni en el necesario placer gastronómico.

Cualquier dieta adelgazante o de mantenimiento elaborada por el dietólogo o a través del ordenador debe contemplar el pescado como opción preferente entre todos los alimentos proteínicos.
  




Los cometas

Los cometas son astros generalmente formados por un núcleo brillante, poco denso, que se encuentra en estado sólido, de dimensiones generalmente pequeñas, rodeado de una cabellera luminosa que le precede, le envuelve o le sigue, y que, junto con el núcleo, forma la cabeza. La cola es una atmósfera luminosa que sigue a la cabeza y está situada en dirección opuesta al Sol.

Desde la Antigüedad los cometas han representado las fuerzas negativas que presagian infortunios y desastres. En consecuencia, las supersticiones relacionadas con ellos son de naturaleza negativa.

Plinio el Viejo, Historia Natural: “Las estrellas están ligadas al firmamento y no a cada uno de nosotros como cree el pueblo que están repartidas entre los mortales con un brillo que varía en relación a la suerte de cada uno; las estrellas más brillantes para los ricos, las menos para los pobres, las apagadas para los inútiles; no nacen junto con el ser al que están ligadas ni las estrellas fugaces indican que la vida de una persona se está extinguiendo”

Cuando aparece una estrella fugaz significa el nacimiento de un niño: son las almas de los niños bajando del cielo.

Desde siempre se ha dicho que los cometas son una señal de mal augurio, que pronostica guerras, pestes y desgracias. Si se sueña que aparece un cometa es aviso de que acecha un peligro.

Si se ve un cometa o estrella fugaz significa la muerte de alguien, ya que al parecer cuando una estrella cambia de lugar es porque un alma ha ascendido al cielo.

Es creencia popular que las lluvias de estrellas representan malos augurios. Antiguamente, para el pueblo significaba que el fin del mundo estaba próximo.

Cuando se ve una estrella fugaz en el cielo hay que pedir rápidamente un deseo antes que desaparezca, ya que se cree que el deseo se cumplirá.

Uno de los cometas más importantes y conocidos es el cometa Halley, descubierto por el astrónomo inglés Edmund Halley (1656-1742). Existen noticias históricamente conformadas de la aparición de ese cometa desde el año 240 a.C. sus apariciones han sido siempre acompañadas de calamitosos presagios como el fin del mundo, etc. Por ejemplo, en la Edad Media, por la forma de su cola se vio en ella un alfanje que auguraba el sometimiento de la cristiandad al poder otomano. Aunque su aparición tiene lugar cada 76 años, ésta viene acompañada de anuncios de males catastróficos, como ocurrió en 1910, en el que se dice fue presagio de la Primera Guerra Mundial.



La carne

Las tablas de composición de los alimentos prueban cómo ha cambiado la composición bromatológica, es decir, las características y las propiedades químicas, químico-físicas y físicas, de las carnes más comercializadas, así como de los temidos embutidos. El resultado es que las grasas totales y el colesterol se hallan en sensible disminución y, además, ha mejorado también la relación entre grasas saturadas y poliinsaturadas.

Todo ello es la consecución de una serie meditada de opciones, de nuevos métodos de cría elaborados para responder a las exigencias de una nutrición más racional y que tienen por objeto conseguir carnes más magras y, por lo tanto, idóneas para la finalidad básica de prevenir las patologías del metabolismo del hombre. En cualquier caso, en términos científicos no es lícito satanizar determinados tipos de carne, dejando aparte la cuestión de cómo completa su jornada alimentaria cada individuo. La carne, como han reafirmado algunas personalidades en nutrición, es “elemento insustituible de todo modelo alimenticio por sus valores nutritivos fundamentales”.

Eso no quiere decir que la recomendación de limitar el consumo de las carnes muy grasas esté superada ni mucho menos. Sólo quiere decir que, desde el punto de vista de la ciencia de la alimentación, el problema radica sobre todo en la “dosis” más que en las prohibiciones, exageradas por la fantasía alarmista de los medios de comunicación. Como ocurre con los fármacos o con cualquier otra recomendación sobre la salud, lo importante es la cantidad. Además, ningún experto en ciencia de la alimentación ha puesto en tela de juicio los valores nutritivos de las carnes, ni siquiera cuando las partes grasas eran mucho más abundantes que las actuales. En todo caso, a la luz de las actualizaciones analíticas sobre las grasas de las carnes bovinas y los embutidos que consumimos ahora, muchas diferencias de criterio sobre su papel en la alimentación quedarán resueltas por la objetividad de las cifras que determinan sus contenidos bromatológicos.

Lo que hoy interesa al nutricionista es sobre todo la calidad y la sanidad de las carnes, y no volver a discutir su validez conceptual. Ya debería darse por descontada la posibilidad de incluir un corte magro de carne o de jamón incluso en la dieta de los ancianos con hipercolesterolemia sin que eso suponga traspasar los límites recomendados por las distintas sociedades científicas para las grasas y el colesterol. Una ración de carne bovina normal, un solomillo de 120 gramos, sólo aporta 6 gramos de grasa, es decir, menos del 10% de los 65 gramos de grasas que, diariamente, se “corresponden” con una dieta calórica y lipídica normal de 2000 kilocalorías. Igualmente hay que observar que dicha ración de carne sólo aporta 78 miligramos de colesterol, poco más de un cuarto de la proporción aceptable para todo un día.  



Bruxismo

Como los vampiros, los que padecen bruxismo hacen ruido al masticar, pero, a diferencia de ellos, no les atraen los cuellos. En cambio, lo que hacen es apretar los dientes superiores contra los inferiores una y otra vez.

No lo hacen voluntariamente, sino que el estrés les produce la necesidad de apretar y rechinar. (Algunos dicen que es un instinto primario, una reacción frente al estrés o al enfado).

Si bien el bruxismo resulta del estrés, puede tener muchas consecuencias perjudiciales. Si no se trata a tiempo, puede conducir a la pérdida de los dientes, dolores de cabeza, de cuello y de espalda y otra gran cantidad de síntomas conocidos como síndrome de la articulación temporomandibular. En ocasiones, el ruido de rechinamiento (si ocurre durante la noche) puede llegar a arruinar un matrimonio.

Pero antes de acudir a un abogado para tramitar un divorcio o comenzar a dormir con un calcetín en la boca, siga los remedios caseros que le sugiero a continuación.

Durante el día, mantenga la cabeza en la posición más saludable. Sus dientes deben entrar en contacto sólo cuando mastique comida o trague. Si usted practica mantener los dientes separados, reducirá su necesidad de apretar y rechinar. Coloque notas por toda la casa y en su lugar de trabajo para recordar que no debe olvidarse que no tiene que rechinar ni apretar los dientes. Puede repetirse a sí mismo la siguiente frase: “Labios juntos, dientes separados”.

Mastique una manzana. Si usted rechina los dientes por la noche, intente cansar su mandíbula masticando una manzana, una coliflor o zanahorias crudas antes de irse a la cama. Esto puede ayudarlo a reducir la hiperactividad de su boca. Esta actividad puede ser beneficiosa para los niños, ya que es muy común que por las noches rechinen los dientes.

Aplique calor sobre sus mandíbulas. Doble un paño, colóquelo debajo del rifo de agua caliente, escúrralo y aplíquelo a ambos lados de la cara. Hágalo tantas veces como pueda, ya que ello lo ayudará a relajar los músculos que están muy apretados y que a menudo le provocan dolores de cabeza.

Por la noche, cuando le rechinen los dientes, intente usar un protector bucal. En las tiendas de deporte venden protectores bucales para evitar el rechinar de dientes durante la noche. Debe mojar el protector en agua caliente, colocarlo dentro de la boca y morder hasta que se acomode adecuadamente. Este tipo de ayuda se puede utilizar en forma temporal y, si le da resultado, puede consultar con su odontólogo para que confeccione uno de mejor calidad y a su medida.

¿Omnívoros o vegetarianos)

¿Omnívoros o vegetarianos?

Hay que respetar a los vegetarianos, y, aunque desde el punto de vista fisiológico el hombre es omnívoro (su aparato digestivo no le procura la autonomía de la que la panza dota a los herbívoros), es probable que, por recomendación médica o planteamientos ideológicos, se incline cada vez más por prácticas alimenticias vegetarianas. Sin 
embargo, no se puede estar de acuerdo con la pseudocientífica exaltación de la opción vegetariana como portadora de salud física y psíquica, que no tiene nada que ver con la validez de las convicciones ideológicas y de filosofía de vida. El empeño de los vegetarianos por hacer prosélitos y su agresividad hacia la amplia mayoría de la humanidad que mantiene el hábito ancestral de comer carne a veces acaban haciendo sospechar que sus dietas no sirven para alcanzar el equilibrio psicofísico de algunos monjes vegetarianos, sabios y serenos por su capacidad intelectual y su estilo de vida, y no desde luego por los beneficios de su opción alimenticia.

Para el nutricionista, la alimentación vegetariana tiene la ventaja de suministrar menos sodio y más potasio, menos grasas, en particular, menos grasas saturadas, y más fibra; pero también tiene la desventaja de aportar cantidades insuficientes de hierro, calcio y vitamina B12. Ni siquiera vale la pena aludir a las dietas vegetarianas más rigurosas, que excluyen incluso la leche, el queso y los huevos. El médico no puede aceptarlas conceptualmente, y los resultados de estas exageraciones trascienden a veces incluso a la crónica de sucesos, especialmente cuando se imponen a los niños.

En todo caso, el redescubrimiento de los alimentos vegetales tiene la virtud de reequilibrar una alimentación en la que las carnes, los embutidos, los quesos, las salsas elaboradas, las pastas, los dulces y tantos otros alimentos hipercalóricos ocupaban casi todo el espacio nutricional a costa, precisamente, de muchas variedades de verdura o de fruta casi en estado de extinción.


Para los adultos o para los ancianos “sanos”, la opción vegetariana en sus formas menos exageradas, sin excluir los huevos y los lácteos, es perfectamente compatible con un estado de salud satisfactorio. En cambio, el problema es completamente distinto cuando la necesidad es mayor, como ocurre con los adolescentes, los anémicos, los convalecientes o los ancianos inapetentes; en estos casos el hierro “biodisponible” presente en la carne resulta casi insustituible.  

El oro

El oro es el más noble de los metales y la superstición siempre lo ha asociado a significados positivos.

Su color cuando es puro es amarillo brillante, ligeramente rojo y con gran lustre metálico. Las antiguas civilizaciones lo asocial con el Sol.

El sueño que siempre ha perseguido el hombre de obtener oro a través de otros metales dio origen a la alquimia. La alquimia era un conjunto de doctrinas esotéricas que tendían a demostrar en la práctica, con la transmutación en oro de los metales viles, la transformación del hombre común en hombre espiritual. Este cambio se realizaría a través de la piedra filosofal, que era el elemento mediante el cual se podían transmutar los metales viles en oro.


Los orígenes de la alquimia se remontan, probablemente, a la Antigüedad griega. Se desarrolló con los gnósticos, en particular con Zósim de Panópolis, paso después a los árabes y floreció de nuevo en Occidente en el siglo XII, a raíz de traducciones de textos árabes.

Plinio relata en la Historia Natural: “Existe la historia del anillo de oro de Midas que hacía invisible a su portador cuando le daba la vuelta en su dedo; ¿Quién no admite que esto no es prodigioso? El anillo de oro tenía que llevarse en la mano izquierda; pero no en una mano romana, ya que la costumbre en Roma era llevar un anillo de hierro como símbolo del valor en la batalla”.

Según la tradición popular, frotando un anillo de oro sobre las verrugas éstas desaparecen. También desaparecen los orzuelos si se pasa sobre ellos un anillo de oro, especialmente si es el anillo de boda.

Para curar las enfermedades el ganado se daba a beber al animal enfermo agua en la que se había introducido una moneda de oro.

También se daba a beber esta agua a los niños que estaban enfermos debido al mal de ojo, pues actuaba como contra hechizo.

Se dice que llevar aros de oro en las orejas sirve para proteger los ojos contras las enfermedades.

Resultado de imagen de imagenes de aros de oroLos marineros acostumbraban a llevar aros de oro en las orejas, ya que, siguiendo con la tradición, el marino que llevaba uno de estos aros nunca se hundiría con su barco. También existe la versión que dice que los marinos que llevaban un aro de oro en la oreja eran los que habían dado la vuelta al mundo.

Soñar con oro es presagio de que no se conseguirá lo que uno ambiciona.

En la cartomancia, los oros de la baraja se interpretan como dinero o herencia próxima.







El mes de mayo

Contrariamente a lo que parece, el mes de mayo es un mes de mal agüero.

Ya Ovidio cita en los Fastos, V, II, lo siguiente: “Tampoco esta época es propicia para las antorchas nupciales de la viuda o de la doncella. Las que se casen entonces no durarán mucho tiempo como esposas. Por esto, si los proverbios tienen alguna importancia para ti, la gente dice que no es bueno para las esposas que se casen en mayo”.

La creencia en que el mes de mayo trae mala suerte par aso que se casan se ha reflejado en el refrán castellano “Bodas en mayo, malas las llamo”, y en el refrán catalán: “Bodes maials, bodes mortals”.

Antiguamente se creía que el mes de mayo era un mes peligroso, porque en él las brujas tenían mayores poderes y el mal de ojo era más potente.

Mayo se considera por lo general que es un mes aciago. También se dice que es un mal mes para los partos y que trae mala suerte a los nacidos en él.

En Galicia llamaban amayados a los animales o personas que se mostraban débiles o pusilánimes, porque era creencia popular que el mes de mayo se les había metido en el cuerpo. Para evitar esto, colocaban un ramo de retama en la puerta de la casa o de la cuadra.

Contrariamente, la palabra desmayo no tiene ninguna relación con el mes de mayo, sino que procede del latín exmagare, derivada del germánico magan (“tener fuerzas, poder”), y que en España empezó a utilizarse a partir del siglo XIII.

Es creencia de que no hay que quitarse la ropa de abrigo hasta que haya pasado el mes de mayo, lo que refleja el refrán “Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”.

Se creía que la que se lavaba la cara con el rocío recogido del primero de mayo estaría bella todo el año; se consideraba que este rocío era un gran cosmético y conservaba el rostro libre de arrugas, erupciones, manchas y cualquier señal de envejecimiento.


La lluvia y el rocío del mes de mayo se utilizaban para curar diversas enfermedades: el dolor de espalda, restregándose en un campo húmero de rocío; la lluvia de mayo recogida en una vasija bien limpia servía para curar las enfermedades de los ojos.