ARMAR EL BELÉN

Tengo que confesar que no creo en Dios, sí, soy atea y mucho. Pearl S. Buck dijo en una ocasión “Creer en dioses siempre causa confusión”, puede ser que por eso yo tengo claro que no creo en ninguno.

Mis padres creían en él, pero no en su iglesia. Habían visto tantas cosas en la guerra y en la posguerra que opinaban malamente de ella. Mi padre, que era muy inteligente y adelantado a su tiempo siempre decía que los curas no deberían de bendecir las banderas ni las armas, que ellos deberían estar en contra y no participar en ellas ni siquiera con su presencia.

Yo siempre me he preguntado que cuando un soldado le pide confesión a un cura o capellán como los llaman a los que siguen al ejército, y le cuenta que ese mismo día ha tirado una granada y con ello ha matado a 10 enemigos, ¿qué le dirá el cura?, ¿le mandará rezar varios padres nuestros y avemarías?

Un día cayó en mis manos el libro Memorias para Cecilia, de Armando Uribe y recordé a mi padre cuando leí: “… y además en Italia misma algunos curas y obispos bendicen las banderas fascistas de las tropas que van a Etiopía”

Y debo de tener razón pues no hace mucho el Papa Francisco dijo que la Iglesia debe de pedir disculpas por haber bendecido tantas armas.

El caso es que, a pesar de no creer en la Iglesia, tuve que hacer la comunión (en 1965 nadie podía negarse) y la confirmación dichosa, la iglesia católica tenía tanto poder o más que el Estado y había que regirse por sus normas. Creo que su dios dio libre albedrio a sus creyentes, pero su iglesia no debe opinar así, pues cuando la dejan, obliga a hacer lo que ella quiere, y no admite no cumplir sus reglas o a los ateos.

Y, sin embargo, en esa iglesia tan cerrada, poco liberal y muy encerrada en sus normas han existido el mayor número de casos de pedofilia que en ninguna otra. En la película Spotlight lo explican detalladamente, al final de la película se puede leer unos cuantos casos repartidos por todo el mundo. Creo que algunos se toman al pie de la letra el pasaje de Marco 10:14 en el que Jesús dice literalmente: “Dejad que los niños vengan a mí”. Vomitivo hasta la extenuación.

El caso es que después de mucho leer (ojo yo me he leído la biblia), y de pensar llegué a la conclusión que ningún dios existe, es imposible. Así que llegué a un trato con él, yo no le diría a nadie que no existía y el me dejaría en paz y desde entonces nos va muy bien a los dos, bueno, a el mejor que a mí, al fin y al cabo, no paga IBI por su patrimonio inmobiliario, y con su poder de omnipresencia podrá estar en alguna isla paradisiaca sin pagar un euro al mismo tiempo que lleva el negocio este del Vaticano.

Además, me casé por la iglesia católica, ya que en 1982 si querías casarte por lo civil eran tantos los problemas y las diligencias que te rendías a lo inexorable.

Pues bien, como “los caminos del señor son inescrutables”, he estado desde hace años aquejada de dolores de espalda por culpa de una hernia de disco que no de cd, y en el trabajo y gracias a una compañera, me facilitaron una silla ergonómica. Para los que no están duchos en la materia les diré que es una silla en la que más que sentarte te pones de rodillas, terminas con una posición bastante erecta, pero con las rodillas dislocadas de soportar el peso. Bueno pues estuve en esa posición muchísimo tiempo, mientras que pensaba para mis adentros, que estaba en un reclinatorio de iglesia, cosa que para mí era impensable.

Y llega el sumun de los sumun y a mis 60 años una persona me encontró en Internet y me encargó hacer un belén completo a ganchillo. Mis más íntimos saben que llevo algunos años dedicándome a ese arte maravilloso del crochet, que me ha dado y me da tantos momentos agradables. Para mi es más que un pasatiempo, pues me permite abrir mi mente a espacios y lugares nuevos. La parte de mi cerebro creativo se ha ajustado perfectamente a sus puntos enanos, puntos bajos, medios puntos, varetas, aumentos y disminuciones para poder crear un nuevo universo de personas, animales y cosas con sus reglas especiales.

Sé que hay personas que piensan que el ganchillo es de otro siglo y que ya no se lleva, se puede conseguir casi lo mismo a precios tirados gracias a made in china, pero no saben que es algo así como si un cuadro de Picasso lo hicieran en un país oriental a bajos precios, seguro que parecería exactamente el mismo.

Sé que hay personas que creen que esto del crochet es solo del universo femenino, es decir tontunas de mujeres viejas con mucho tiempo de sobra, esas personas además de incultas no saben lo que se pierden. El ganchillo o crochet es un arte como puede ser la música, la pintura o la escultura.

Pero volvamos al hilo (nunca mejor dicho) de mi historia de hoy, les decía que una persona me encargo después de las navidades hacer un belén con todos sus personajes, todas sus escenas, los buenos y los malos, los caballos, el bebé, el rey malvado, los pescadores, los pastores y las ovejas, casi una ciudad completa del año 1 d. C. Y tengo que decir, aunque parezca presuntuoso que me ha salido “bordado”, o mejor dicho crochetdado. 

Pero como verán la vida está hecha de contradicciones de detalles que nos hacen cambiar y podernos poner en distintos papeles que nunca podríamos haber pensado que fuéramos a hacerlo o vivirlo. Quien me iba a decir a mí que un día armaría todo un belén maravilloso sin siquiera creer en esa historia.

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